Objetivos: Una de las complicaciones más frecuentes de la retención de caninos maxilares permanentes (CMP), es la reabsorción radicular (RR) de dientes adyacentes. El propósito de este estudio es el análisis del saco pericoronario (SP) y su asociación con las RR, mediante estudios de tomografía de haz cónico (CBCT). Métodos: Se analizaron 100 CBCT con CPM retenidos derivados por especialistas, al Servicio de Imágenes Diagnósticas de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Cuyo. Se evaluó la presencia de RR, el espesor de los SP y la asociación entre ambos. Resultados: la mayoría de los CMP retenidos se ubicaron por palatino de los incisivos y en posición IV según el análisis de Ericson y Kurol, modificado por Lindahuer. En el 54% de la muestra se observó RR. El promedio del ancho del espacio pericoronario fue de 1,82 mm. En el 19% de la muestra se observó un espacio mayor de 3 mm del SP y la mayoría no provocó RR. Sin embargo, pudimos observar que sacos pericoronarios pequeños, provocaron importantes reabsorciones radiculares. Conclusiones: No existe relación entre la ubicación palatina/vestibular y la presencia de RR. El 81% de la muestra reveló SP de espesor normal, aunque la presencia de reabsorciones fue alta. El ancho del SP no tiene relación con la presencia de reabsorciones radiculares. La mayor frecuencia de RR se encontró en los CPM retenidos en posición IV y en posición mesio-angular
Palabras clave: Saco pericoronario (SP), Canino maxilar permanente (CMP), Reabsorción radicular (RR), Tomografía cone beam (CBCT)
- Objectives: One of the most frequent complications of permanent maxillary canine retention (PMC) is root resorption (RR) of adjacent teeth. The purpose of this study is to analyze the pericoronary sac (PS) and its association with RR using cone beam tomography (CBCT) studies. Methods: 100 CBCTs with retained PMCs referred by specialists to the Diagnostic Imaging Service of the Faculty of Dentistry of the National University of Cuyo were analyzed. The presence of RR, PS thickness, and the association between both were evaluated. Results: Most of the retained PMCs were located palatally to the incisors and in position IV according to the analysis of Ericson and Kurol, modified by Lindahuer. RR was observed in 54% of the sample. The average width of the pericoronal space was 1.82 mm. In 19% of the sample, a space larger than 3 mm of the PS was observed, and most of them did not cause RR. However, we could observe that small pericoronary sacs caused important root resorption. Conclusions: There is no relationship between palatal/vestibular location and the presence of RR. 81% of the sample revealed PS of normal thickness, although the presence of resorption was high. The width of the PS had no relationship with the presence of root resorption. The highest frequency of RR was found in PMCs retained in the IV position and in the mesio-angular position.
Key words: Pericoronal sac (PS). Permanent maxillary canine (PMC), Root resorption (RR), Cone beam tomography (CBCT)
Durante el período de erupción del canino maxilar permanente (el más largo de todos los elementos dentarios), frecuentemente se produce la retención de este elemento dentario. El diagnóstico precoz de esta anomalía es fundamental para un tratamiento rápido y efectivo. Una de las consecuencias más frecuentes cuando ocurre la retención de CMP es la reabsorción radicular de dientes adyacentes.
El estudio de la impactación de los caninos permanentes maxilares (CMP) es importante porque los caninos son elementos dentarios “claves” para la oclusión dentaria y la estética facial. Su diagnóstico imagenológico es altamente significativo particularmente en relación a la localización y desplazamiento del germen dentario, características de las estructuras circundantes y reabsorciones radiculares provocadas por caninos retenidos o como consecuencias del tratamiento (Wriedt, 2012) [1]
El folículo dental que rodea la corona del diente también se ha descrito como un factor decisivo para el proceso de erupción. Experimentos recientes han demostrado que sus células coronales juegan un rol trascendental para la reabsorción ósea suprayacente al folículo que da como resultado la formación de una vía para la erupción, coordinando la aposición que se produce hacia apical. Es interesante conocer que cuando se extirpa el folículo dental, se inhibe la erupción (Ericson, 2001) [2]
La mayor consecuencia de la impactación del canino es la mal oclusión que genera. Se suma también que la erupción ectópica de los caninos puede estar asociada a la reabsorción de las raíces de los incisivos adyacentes (Ericson y Kurol. 1986) [3]; puede ser silenciosa, devastadora y repentina, llegando hasta comprometer la viabilidad del diente. Un 12,5% de los caninos ectópicos causan reabsorciones y son más frecuentes en sexo femenino (Becker y Chaushu, 2005) [4]. Además, el incisivo central puede estar involucrado, y ocasionalmente, se ha reportado reabsorción de premolares (Postlethwaite,1989; Cooke, 2005; Walker, 2005) [5,6,7]. Cuando la reabsorción de la raíz se diagnostica clínicamente en una etapa avanzada, hace que el tratamiento sea difícil y puede conducir a la extracción del diente afectado (Ericson y Kurol, 2000ª; Stivaros y Mandall, 2000) [8,9]
De acuerdo con Ericson y Kurol, [8] el 33% de los incisivos laterales con reabsorción, se observan “normales” en rx convencionales. Con el advenimiento de la tomografía de haz cónico (CBCT), se torna posible el diagnóstico certero de esta área. Las reabsorciones radiculares de incisivos asociadas a la impactación de CMP se visualizan aproximadamente 50% más veces con tomografía de haz cónico que con radiografías intraorales. Los factores relacionados con la reabsorción permanecen ocultos. Algunos autores lo asocian a la presión física ejercida, debido al íntimo contacto entre el canino retenido y los incisivos laterales. Otra de las complicaciones descriptas con respecto a la erupción ectópica de los CPM, son la anquilosis del canino y la formación de quistes (foliculares) (Ericson y Kurol, 1987; Ericson y Kuroal, 1988; Liu, 2008) [10,11,12]. Muchos estudios han demostrado que la reabsorción radicular en combinación con los caninos maxilares ectópicos ocurre más frecuentemente en mujeres (Sasakura.1984; Ericson y Kurol, 1987b; Peck, 1994) [10,13,14]. Según Algerban, [15,16] ( Algerban 2009a y 2009b) la complicación más común de los CMP impactados es la reabsorción radicular de los incisivos laterales. Con el uso de las tomografías, se ha duplicado su diagnóstico (Heimisdottir, 2005) [17]. Las reabsorciones no se descubren clínicamente sino hasta los 10 años aproximadamente. Se ha observado que existe una preponderancia en el sexo femenino.
Evaluar la reabsorción de la raíz y los cambios en la morfología de la superficie de las raíces normalmente requiere información tridimensional (3D). Varios autores han sugerido por lo tanto el uso de la tomografía computarizada (CT) en tales casos (Peene, 1990; Schmuth et al, 1992; Ericson y Kurol, 1988ª; Ericson y Kurol, 2000ª) [8,11,18,19]
En los casos de caninos impactados, las imágenes obtenidas por CBCT son útiles para determinar la proximidad de los caninos impactados a las raíces de los incisivos y premolares adyacentes, así como el grado de reabsorción (Walker, 2005; Liu, 2008; Algerban 2011) [7,12,20] Estas características son importantes en la planificación del tratamiento y disminuyen el riesgo de reabsorción radicular de los dientes adyacentes.
No se conoce el mecanismo exacto por el cual la raíz es resistente a la reabsorción. La hipótesis más aceptada se basa en que el cemento y la predentina son esenciales en la resistencia de la reabsorción radicular, ya que los osteoclastos no se adhieren a la matriz desmineralizada. Los osteoclastos se unen a proteínas extracelulares RGD (que contienen arginina-glicina-ácido aspártico). Estos péptidos RGD se unen a los cristales de calcio de las superficies mineralizadas, actuando como nexo de unión a los osteoclastos. La parte más externa del cemento está cubierta por una capa de cemento (Peña, 2013) [21]
El tejido pericoronario es aquel tejido blando que se encuentra rodeando parcial o totalmente la corona de un diente incluido o semi-incluido y que puede corresponder a un saco pericoronario, a un quiste o a un tumor ( Yildrim et al, 2008) [22]
El saco pericoronario es un tejido que deriva del folículo dentario y recibe su nombre porque, en el momento que el esmalte dentario finaliza su calcificación, va a formar el tejido externo de la corona del diente, quedando fuertemente adherido al esmalte, rodeando la corona y adquiriendo la forma de saco, permaneciendo así hasta su erupción. Lautenschlager (2007) y Shaomian, (2009) [23,24], señalan que el saco pericoronario es necesario para la reabsorción y deposición coordinada de hueso en los sitios opuestos del diente en erupción durante el movimiento intraóseo, cumpliendo un rol fisiológico fundamental. Está compuesto por una condensación ectomesenquimática y es responsable de la orientación de su erupción. (Edamatsu et el, 2005) [25], plantea que el saco pericoronario está compuesto por un tejido conectivo fibroso con presencia de restos de epitelio reducido del esmalte. En presencia de cambios inflamatorios el epitelio se vuelve más grueso y escamoso.
Da Silva et al )2007) [26] describe que el saco pericoronario está compuesto por tejido conectivo, nidos de epitelio odontogénico y una o dos capas de epitelio reducido del esmalte integras o ulceradas
El saco pericoronario es la última formación embriológica del diente en culminar el proceso de desarrollo diferenciación/involución y el mismo constituye una fuente incalculable de moléculas biológicamente activas, las que se expresan inicialmente como factores de crecimiento determinantes para garantizar la erupción dental (González García, R, 2005) [27]
Desde el punto de vista anatómico y conceptual, el saco pericoronario permanece indefectiblemente unido al diente retenido, por lo que resulta fácilmente comprensible la necesidad de mejorar el conocimiento disponible sobre las características estructurales y su patogenicidad, ya que los libros de textos de la especialidad se encuentran carentes de una suficiente descripción tal y como aparecen otras estructuras y sus alteraciones (Morejón Alvarez, F, 2000) [28]
Radiográficamente, el tejido pericoronario corresponde al área radiolúcida, unilocular y de grosor variable, que rodea la corona de un diente incluido. Además, posee un borde externo radiopaco y fino que presenta hueso compacto en continuidad con la lámina dura. Para poder determinar la normalidad del tejido pericoronario, se ha aceptado que no deberá tener un grosor mayor a 3 mm considerando la mayor medida desde cualquier punto de la corona (mesial, 19 oclusal o distal) al límite del área radiolúcida, medido en un radiografía panorámica, sin considerar el factor de magnificación de los equipos radiológicos. Adelsperger et al, (2000) [29] consideró que la radiolucidez normal el tejido pericoronario debe ser de un grosor menor a 2 mm. Baykul et el (2005) y Cabbar et al. (2008) [30,31] coincidieron en que el grosor radiográfico no debe ser mayor a 2.5 mm para que el saco pericoronario sea considerado como no patológico. Para Edamatsu et al. (2005) [25] el folículo dental aparece como una zona radiolúcida de forma semicircular y que tiene un ancho menor a 3 mm. Mesgarzadeh el al (2008) [32] sugiere que la radiolucidez pericoronaria se considera normal cuando tiene un grosor entre 2 y 3 mm.
Sin embargo, la evidencia científica que apoya esta suposición es limitada y no hay consenso internacionalmente aceptado en los criterios clínicos para diferenciar entre las condiciones normales y patológicas basado en características radiográficas (Villalba, L, 2012). [33]
Durante el estadio intraóseo del diente, el saco pericoronario puede sufrir cambios patológicos que pueden desaparecer al erupcionar el mismo o, por el contrario, evitar o retardar su aparición, muchos de estos cambios pueden 20 permanecer asintomáticos, sin embargo, la ausencia de síntomas o signos clínicos no equivale a la ausencia de patología (Adelsperger et al, 2000) (yildrim et al, 2008) [22, 29]
Dentro de estos cambios patológicos, la gran mayoría dice relación con la generación de lesiones del tipo quiste odontogénico, cuya etiología se explica por la presencia de células odontogénicas remanentes, atrapadas entre el tejido óseo o tejido gingival en el maxilar o la mandíbula, por ejemplo, Restos Epiteliales de Malassez, Perlas de Serres o Epitelio Reducido del Esmalte (Mosqueda et al., 2002) [34]. Si bien la patología quística es la más frecuente, no es la única que puede desarrollarse a partir de un saco pericoronario. Neville et al (2009) [35] propone que existen diversas patologías que se pueden desarrollar a partir del saco pericoronario, ya sean quísticas o tumorales y que podemos apreciar como imágenes radiolúcidas uni o multiloculares.
Las secuelas relacionadas con la impactación de caninos son: malposición lingual o labial del diente retenido, migración del diente vecino y perdida de la longitud del arco, reabsorción interna, formación de quistes dentígeros, reabsorción radicular externa del canino retenido, reabsorción radicular externa de los dientes vecinos, infección relacionada con la erupción parcial de la pieza. (Rodríguez Romero, F. 2008) [36]
La erupción ectópica de los caninos maxilares puede conducir a la reabsorción de las raíces de los incisivos adyacentes; puede ser silenciosa, devastadora y repentina, llegando hasta comprometer la vitalidad de diente. Las reabsorciones no se descubren clínicamente sino hasta los 10 años aproximadamente, se ha observado que existe una preponderancia en el sexo femenino. (Pérez Flores, M. 2009) [37] La edad de las reabsorciones severas se localiza entre los 11 y 12 años para los varones y entre los 10 y 12 años para las hembras, por lo cual es importante un descubrimiento precoz. Además, que estas reabsorciones en su mayoría ocurren por palatino. (López Jiménez, J., 2001) [38] Las reabsorciones radiculares de los incisivos maxilares es a menudo difícil de diagnosticar en radiografías intraorales o en panorámicas, especialmente cuando la perdida dentinal es localizada por bucal o lingual. Con frecuencia, estas son ocultadas por la superposición del canino en las radiografías periapicales. Incluso las reabsorciones a nivel pulpar pueden ser pasadas por alto en dichas radiografías. Pero gracias al uso de la Tomografía Computarizada podemos obtener un diagnóstico con exactitud de las reabsorciones radiculares. (Heimisdottir, K 2000) [17]. Es frecuente observar una interrupción de la lámina dura en la zona del incisivo lateral cubierta por el canino. Se presenta con mayor frecuencia en el tercio medio y apical del incisivo lateral. (Rimes, R, 1997) [39]. Algunos autores afirman que los factores que aumentan los riesgos de reabsorción radicular son: la corona del germen del canino situada mesialmente, la inclinación horizontal del canino, el retardo en la reabsorción radicular del canino temporal y la inclinación del incisivo lateral. (Stivaros, N, 2000) [9]
El objetivo de este estudio fue establecer la influencia del tamaño del saco pericoronario en CPM con alteración del proceso eruptivo y su asociación con las reabsorciones radiculares de elementos dentarios adyacentes.
La muestra estuvo constituida por 100 estudios de CBCT, de pacientes entre 8 y 50 años, derivados por el especialista para la toma de CBCT, en el Servicio de Imágenes Diagnósticas de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Cuyo. Las imágenes se analizaron en cortes axiales, panorámicos y sagitales. El grosor de los cortes analizados fue de 0,08 mm.
Observación: Cuando la retención es bilateral se deben de clasificar, separadamente, los caninos derechos e izquierdos. (Ericson,1988) [11]
En los estudios de CBCT se establecieron los siguientes parámetros:
Posición I: distal a la porción distal del ILS
Posición II: en la mitad distal del ILS
Posición III: en mitad mesial del ILS
Posición IV: en la zona del incisivo
En el corte panorámico se estableció la posición del CPM retenido, respecto de su eje longitudinal y la línea media (horizontal-mesio angular- vertical). Para determinar la posición se consideró:
Vertical: cuando la inclinación del CPM respecto de la línea media se encontró entre 0° y 25°
Mesio-angular: cuando la inclinación del CPM respecto de la línea media se encontró entre 26° a 80°
Horizontal: cuando la inclinación del CPM fue mayor a 81°
Se describió la relación entre la posición del CPM retenido, según el método de Ericson y Kurol modificado por Lindahuer (posición I-II-III-IV) y la ubicación de las reabsorciones radiculares. Para ello se establecieron tres tercios radiculares: apical, medio y cervical.
Se describió la relación entre la presencia de reabsorciones radiculares y la posición del CPM retenido por vestibular o palatino, observado en el plano sagital.
Los análisis estadísticos se realizaron utilizando el paquete estadístico IBM SP.
Se estratificó la muestra según género y encontramos que el 58 % de nuestros estudios correspondieron al sexo femenino y el 42 % al masculino. Del total de las tomografías cone beam el 28 % de la muestra mostró retención bilateral de CPM y el 72 % de las retenciones fueron unilaterales. Dentro de las retenciones unilaterales, no se encontraron diferencias en la ubicación entre el lado derecho e izquierdo.
Respecto de la posición del CPM retenido, en el plano axial observamos que el 53 % de los caninos se ubicó por palatino de los incisivos, en 32% se ubicó por vestibular y el 15% se ubicó en una posición media.
En relación con la posición del CPM retenido respecto de la línea media, según el método de Erikson y Kurol modificado por Lindahuer, observamos que el 49% de los CPM retenidos se ubicó en posición IV, el 23% se ubicó en posición III, el 8% en posición II y el 20% en posición I.
Se observó también la posición del CPM retenido respecto de su eje longitudinal y la línea media. Se determinó que el 66% se ubicó en posición mesio-angular, el 26% en posición vertical y solo el 8% se ubicó en posición horizontal. Esta posición también se relacionó con la reabsorción radicular, y se demostró que existe relación con respecto a las reabsorciones radiculares. La mayor cantidad de reabsorciones radiculares se observaron cuando el CPM se ubica con posición horizontal. De los 8 CPM ubicados en posición horizontal, se observaron reabsorciones radiculares, en el 87,5% de los casos.
De los CPM retenidos, ubicados en posición mesio-angular, el 65% provocó reabsorciones radiculares y de aquellos que se ubicaron en posición vertical, el 19% provocó reabsorciones radiculares. Por lo tanto,
podemos afirmar que la posición horizontal del CPM tiene una relación directa con la presencia de reabsorciones radiculares en dientes vecinos. (Tabla 1)
Del total de la muestra (n=100), se estableció el porcentaje de reabsorciones radiculares que se encontraron en dientes vecinos y observamos que las reabsorciones estuvieron presentes en el 54% de la mitad de la muestra.
En relación con los sacos pericoronarios observamos que el promedio del ancho del espacio de los Sacos Pericoronarios fue de 1,82 mm.
En el 81% de los casos, el espacio de los sacos fue normal (hasta 3 mm) y el 19% presentó espacios pericoronarios mayores a 3 mm. Se observó también, que dentro del 19% de los casos (19) en donde el saco pericoronario fue mayor a 3 mm, en el 11% de ellos (11 casos), NO se encontraron reabsorciones radiculares. No obstante, pudimos observar que sacos pericoronarios pequeños, provocaban importantes reabsorciones radiculares. Por consiguiente, podemos afirmar que el ancho del saco pericoronario no tiene relación con la presencia de reabsorciones radiculares.
Determinamos la relación entre la presencia de reabsorciones radiculares y la posición del CPM retenido, según el método de Ericson y Kurol modificado por Lindahuer (I-II-III-IV): pudimo apreci que existe relación entre la presencia de reabsorciones radiculares y la posición del CPM, según Ericson y Kurol, modificado por Lindahuer. La mayor cantidad de reabsorciones (71%) se observó en la posición IV del CPM retenido. Observamos que a medida que se aleja el canino retenido del incisivo lateral, disminuye la presencia de reabsorciones radiculares. Igualmente se advierte que el porcentaje de reabsorciones encontradas en los CPM ubicados en posición III y IV, es similar. Si, disminuye considerablemente cuando el CPM se ubica en posición II.
Se observó también que los CPM retenidos en posición I, no provocaron ninguna reabsorción radicular. Por lo tanto podemos asegurar que existe relación entre las reabsorciones radiculares y la posición del canino: mientras más cerca se encuentra el CPM de los incisivos, más reabsorciones se visualizan.
Determinamos también que en los CPM ubicados en posición IV, provocaron el mayor porcentaje de reabsorciones radiculares y a su vez, la mayoría de estas reabsorciones se ubican en el tercio apical y en la pared palatina. Esto tiene importancia debido a que el estudio imagenólogico más solicitado para realizar el diagnóstico de CPM retenidos es la radiografía panorámica y ésta no permite diagnosticar reabsorciones radiculares ubicadas en palatino o vestibular.
En relación con la presencia de reabsorciones radicular y la ubicación vestibular o palatina del CPM retenido, observamos que la mayor cantidad de CPM retenidos (53%), se ubicó por palatino; el 32% se ubicó en posición vestibular y un 15% se ubicó en posición media. A su vez, dentro del porcentaje de caninos retenidos, tanto por palatino como por vestibular, se observó que ambos provocaron reabsorciones radiculares en un 56%. Aquellos CMP retenidos ubicados en posición media, provocaron un 40% de reabsorciones. Con estos resultados podemos decir que independientemente de la ubicación del CMP retenido (palatina, vestibular o media), el porcentaje de reabsorciones radiculares observado es significativo.
La evaluación del CPM retenido suele ser realizada adecuadamente en un examen clínico o en combinación con películas intraorales o radiografía panorámica. En situaciones donde la radiografía convencional representa pobremente las relaciones reales entre un diente retenido y la (s) raíz (es) del diente permanente adyacente, la CBCT aumenta sustancialmente las posibilidades de diagnóstico. Esto es especialmente valioso en situaciones donde aumentan los riesgos de reabsorción.
Mediante el uso de CBCT pudimos evaluar el CPM retenido, el SP y las RR de dientes adyacentes, en las 3 dimensiones del espacio.
Acordamos con la mayoría de los autores que la retención de CPM es más frecuente en el sexo femenino.
En concordancia con los estudios de Ugalde y Muñoz [40,48], observamos que la mayoría de las retenciones son unilaterales. Los porcentajes encontrados en nuestro estudio fueron del 72%, muy similares a los encontrados por Ugalde (77%). Bustamante [41], también se encontró que la mayoría de las retenciones de CPM fueron unilaterales, aunque no se registraron porcentajes.
A diferencia de los estudios de LLarena Peña, de Rodríguez Romero y de Almuhtaseb [36,42,43] quienes afirman que las retenciones bilaterales se presentan en el 8% de la muestra, en nuestro estudio el porcentaje de retenciones bilaterales fue superior, del 28%.
En nuestro estudio no hubo diferencias en la ubicación derecha o izquierda del CMP retenido. Nuestros resultados coincidieron con los estudios de Ericson [8]. El estudio de Rodríguez Romero [36] sin embargo, refiere una mayor frecuencia de aparición de CPM retenido en el lado derecho; al igual que los estudios de Lai [44] y Muñoz [48], quienes refieren porcentajes del 47,76% y del 54%, respectivamente.
Nuestro estudio señaló que el 53% de los CPM retenidos se ubicó por palatino, el 32% se ubicó por vestibular y el 15% se ubicó en una posición media. Nuestros resultados coincidieron con los resultados de Lai [44], quien reportó un porcentaje del 51, 49% de los CPM que se ubicaron por palatino. También Llarena, Almuhtaseb y Ericson y Bjerklin, [42,43,45] concuerdan que la ubicación palatina del CPM es la más frecuente. A diferencia, Chang [46] disiente con sus resultados, señalando que la ubicación más frecuente del CPM retenido es vestibular. Esto se debe posiblemente a que, la población en estudio de Chang, es asiática, en donde la ubicación más frecuente es la vestibular.
Sobre la posición del CPM retenido, respecto a su eje longitudinal, nuestro estudio indicó que el 66% de la muestra evidenció una posición mesio-angular. El 26% de los CPM retenidos se ubicó en posición vertical y solo el 8% se ubicó en posición horizontal. Es interesante destacar que la mayor cantidad de RR se observaron cuando el CPM se ubica con posición horizontal. De los 8 CPM ubicados en posición horizontal, se observaron reabsorciones radiculares, en el 87,5% de los casos.
De los CPM retenidos, ubicados en posición mesio-angular, se observaron RR en el 65% de los casos y de aquellos ubicados en posición vertical, las RR se observaron en el 19%
Podemos determinar que la posición horizontal del CPM tiene una relación directa con la presencia de reabsorciones radiculares en dientes vecinos, en concordancia con los estudios de Ericson y Kurol y de Chang. [46,48] Los estudios de Camarena [50] también confirman que cuanto mayor es la angulación del CPM retenido, respecto de la línea media, mayor es el riesgo de reabsorciones radiculares en los incisivos laterales.
El porcentaje de reabsorciones radiculares en ILS, observadas en nuestro estudio fue del 54%. Nuestros resultados coinciden con los estudios de Falahat y Kurol [47] quienes reportan un porcentaje de reabsorciones del 48%. Otros autores como Almuhtaseb, Alegrban, Chang, Rodríguez Romero, Lai, Ericson y Bjerklin reportan porcentajes menores al 50% [16,36,43,44,45,46]
En relación con el ancho del SP, nuestro estudio indicó que el promedio del ancho del espacio de los SP fue de 1,82mm.
En el 81% de los casos, el espacio de los sacos fue normal (hasta 3 mm) y el 19% presentó espacios pericoronarios mayores a 3 mm. Nuestros resultados son similares a los de Ericson [2] y coincidimos en que radiográficamente no se pueden diferenciar sacos pericoronarios ensanchados de aquellos que presentan degeneración quística. No obstante, según los estudios de Chen [51] debemos tener en cuenta que la mayor incidencia de quistes dentígeros, se encuentran en CPM retenidos con sacos pericoronarios mayores a 4 mm.
Acerca de la relación entre el ancho de los sacos pericoronarios y las reabsorciones radiculares, observamos que dentro del 19% de los casos (19 CPM) en donde el ancho del SP fue mayor a 3 mm, solo se observaron RR en 8 CPM retenidos. En los 11 restantes, NO se encontraron reabsorciones radiculares. No obstante, pudimos observar que sacos pericoronarios pequeños, provocaban importantes reabsorciones radiculares. Por consiguiente, podemos afirmar que el ancho del saco pericoronario no tiene relación con la presencia de reabsorciones radiculares. En concordancia con Ericson [2] podemos decir que no se puede asegurar que el ancho del saco pericoronario sea causal de las reabsorciones radiculares. Lo mismo afirman los estudios de Ericson y Bjerklin y de Parra. [52,53] Por otro lado, el estudio de Ericson y Kurol [8], asegura que los sacos pericoconrarios no provocan reabsorciones directamente en el tejido duro dentario.
Respecto a la posición del CPM retenido, en el corte panorámico, según Ericson y Kurol, modificado por Lindahuer, nuestro estudio mostró que la mayoría de los CPM retenidos (49%) se ubicó en posición IV. El 23% de los CPM retenidos se encontró en posición III, el 8% en posición II y 20% en posición I. También pudimos determinar que existe relación entre la presencia de reabsorciones radiculares y la posición del CPM, según Ericson y Kurol, modificado por Lindahuer. La mayor cantidad de reabsorciones (71%) se observó en la posición IV del CPM retenido. Se pudo observar que a medida que la posición del CPM retenido es más lejana al incisivo lateral, la cantidad de reabsorciones radiculares observadas, son menores. Igualmente pudimos advertir que el porcentaje de reabsorciones encontradas en los CPM ubicados en posición III y IV, es similar. Si, disminuye considerablemente cuando el CPM se ubica en posición II.
Se observó también que los CPM retenidos en posición I, no provocaron ninguna reabsorción radicular. Por lo tanto, podemos decir que existe relación entre las reabsorciones radiculares y la posición del canino: mientras más cerca se encuentra el CPM de los incisivos, más reabsorciones se visualizan. Nuestros resultados concuerdan con los de Algerban [54]
Pudimos observar, al igual que Algerban [16], que en los CPM ubicados en posición IV, se ubica el mayor porcentaje de reabsorciones radiculares y a su vez, la mayoría de estas reabsorciones se ubican en el tercio apical y en la pared palatina.
Esto tiene importancia debido a que el estudio imagenólogico más solicitado para realizar el diagnóstico de CPM retenidos es la radiografía panorámica y ésta no permite diagnosticar reabsorciones radiculares ubicadas en palatino o vestibular. Nuestros resultados concuerdan con la mayoría de los autores respecto a que la mayoría de las reabsorciones se encontraban en el tercio medio y apical radicular. Los estudios de Ericson y Muñoz [8,48] afirman también que el mayor porcentaje de reabsorciones radiculares se ubica en la pared palatina radicular. A diferencia, los estudios de Chang [46], muestran igual porcentaje en la ubicación palatina y vestibular, de las reabsorciones radiculares.
No existe relación entre la ubicación palatina/vestibular y la presencia de RR. El 81% de la muestra reveló SP de espesor normal, aunque la presencia de reabsorciones fue alta. El ancho del SP no tiene relación con la presencia de reabsorciones radiculares. La mayor frecuencia de RR se encontró en los CPM retenidos en posición IV y en posición mesio-angular.