Existen funciones vitales para la supervivencia de un individuo, tales como la respiración, deglución y masticación, estos procesos llevados a cabo por el sistema estomatognático pueden o no ejecutarse de manera correcta debido a la presencia de hábitos parafuncionales si estos llegasen a establecerse durante el transcurso del crecimiento y desarrollo de los órganos que componen el macizo craneofacial, los cuales provocaran alteraciones a lo largo del proceso hacia la adultez; sin embargo, existen hábitos que no se podrían considerar inherentes a funciones específicas del sistema estomatognático sino por el contrario considerarse totalmente extrínsecos como son los hábitos alimenticios, específicamente, el exceso en la ingesta de alimentos de consistencia blanda durante la niñez, bien sea por el aumento significativo de alimentos procesados o a rutinas diarias las cuales podrían traducirse en “rapidez” a la hora de preparar o suministrar los alimentos; este hábito, se podría considerar tan nocivo como aquellos hábitos asociados directamente a una función, por ejemplo, deglución atípica. Se define como Disgnacia a la pérdida del equilibrio morfológico, funcional y estético del órgano bucal. Esta investigación de tipo Documental se realizó por medio de una recopilación bibliográfica de diversos estudios relacionados a alteraciones de crecimiento y desarrollo a través de la historia, con el fin de relacionar dichas alteraciones con la consistencia de los alimentos, y se ha logrado concluir que las texturas de los alimentos pueden influir significativamente en el establecimiento de una Disgnacia debido a la alteración del equilibrio morfofuncional entre labios, lengua y mejillas y el deficiente trabajo neuromuscular que establecen los malos hábitos, ejerciendo presiones indebidas sobre las estructuras dentoalveolares y maxilares, modificando sus patrones de crecimiento.
Palabras clave: Disgnacias, crecimiento, desarrollo, consistencia de dieta, hábitos, maloclusiones, función masticatoria
There are vital functions for the survival of an individual, such as breathing, swallowing and chewing, these processes carried out by the stomatognathic system may or may not be executed correctly due to the presence of parafunctional habits if these were established during the course of the growth and development of the craniofacial massif organs, which will cause alterations throughout the process towards adulthood; however, there are habits that could not be considered inherent to specific functions of the stomatognathic system but instead considered totally extrinsic how are the eating habits, specifically, the excess in the intake of soft consistency foods during childhood, either because of the significant increase in processed foods or daily routines which could result in “rapidity” when preparing and supplying food; This habit could be considered as harmful to those habits directly associated with a function, for example, atypical swallowing. Dysgnathia is defined as the loss of the morphological, functional and aesthetic balance of the oral organ. This documentary research was carried out through a bibliographic compilation of various studies related to growth and development alterations throughout history, in order to relate these alterations to the consistency of food, and it has been concluded that the food textures can significantly influence the establishment of a Dysgnathias due to the alteration of the balance established between lips, tongue and cheeks and the poor neuromuscular work established by bad habits, exerting undue pressures on dentoalveolar structures and jaws, modifying their growth patterns.
Key words: Dysgnathia, Growh, Development, Dietary consistency, Habits, Malocclusions, Masticatory function.
Para el estudio de la Ortodoncia, la ortopedia craneofacial y la odontopediatria, es indispensable el conocimiento de los distintos mecanismos del crecimiento craneofacial. Previo a esto, deben ser manejados con propiedad tanto las bases anatómicas sobre las cuales se desarrolla este crecimiento, como todas aquellas medidas terapéuticas que puedan implementarse para evitar la aparición y establecimiento de las maloclusiones, promoviendo el crecimiento de los maxilares por medio del asesoramiento dietético1.
Según la OMS, cuando la leche materna deja de ser suficiente para atender las necesidades nutricionales del lactante hay que añadir alimentos complementarios a su dieta. La transición de la lactancia exclusivamente materna a la alimentación complementaria abarca generalmente el periodo que va de los 6 a los 18 a 24 meses de edad donde la alimentación complementaria debe introducirse en el momento adecuado, lo cual significa que todos los niños deben empezar a recibir otros alimentos, además de la leche materna, a partir de los 6 meses de vida. La alimentación complementaria debe ser suficiente, lo cual significa que los alimentos deben tener una consistencia y variedad adecuadas, y administrarse en cantidades apropiadas y con una frecuencia adecuada, que permita cubrir las necesidades nutricionales del niño en crecimiento, sin abandonar la lactancia materna 2.
Moss, quien desarrolló la teoría de la matriz funcional, postuló que el esqueleto craneofacial, al igual que las demás estructuras esqueletales del organismo, se desarrolla y crece en directa respuesta al ambiente epigenético, por lo tanto para entender tanto los factores que afectan el crecimiento del complejo maxilofacial, es necesario entender tanto los factores ambientales, locales como las estructuras esqueletales resultantes en términos de sus componentes funcionales craneales. La maduración facial progresiva es un proceso de crecimiento “diferencial” en algunas partes adquieren su forma definitiva más temprano o más tarde que otras, en mayor o menor medida en las distintas regiones faciales, en múltiples direcciones divergentes y a ritmos diversos. Es un proceso gradual de maduración que abarca un complejo de órganos y tejidos diferentes, pero interrelacionados en lo funcional3.
La función masticatoria atraviesa una serie de pasos para el desarrollo en etapas tempranas de la vida, al final de la lactancia materna, el desarrollo de la función masticatoria es probablemente el resultado del crecimiento y la maduración de los sistemas nerviosos central y periférico, así como los procesos de aprendizaje activados o influenciados por las demandas ambiéntales; por lo tanto la morfología final, o conducta de los órganos que conforman la cavidad bucal dependen de la interrelación genética, actividad hormonal, actividad intracelular, control cromosómico y factores del medio ambiente4, las cuales actúan durante el crecimiento y desarrollo de la cara, los maxilares y los dientes, ya que consisten fundamentalmente en presiones y fuerzas derivadas de la actividad fisiológica; es decir, la función debe adaptarse al entorno; por ejemplo, la forma de masticar y deglutir viene determinada en parte por el alimento disponible y su consistencia, por lo tanto el sistema neuromuscular entra en función cuando el paciente está desarrollando ambas actividades, lo que influirá sobre el crecimiento del complejo maxilar superior y la erupción dental5.
Se debe entender por Disgnacia, como la pérdida del equilibrio morfo-funcional y estético del órgano bucal, por lo tanto se aplica no solo a las irregularidades de posición de las piezas dentarias y de la oclusión sino también a las alteraciones de forma del macizo craneofacial, ATM, músculos, etc6.
En los mamíferos, la dieta y la dentición tienen una estrecha relación, tanto filogenéticamente como ontogénica. En consecuencia los cambios en la dentición humana y su oclusión se entienden mejor si se consideran consecuencias de alteraciones funcionales provocadas por nuestro estilo de vida moderno, parece ser que una dieta blanda y rica en energía requiere de una mínima actividad masticatoria por nuestra parte7.
Hasta tiempos bastante recientes, la población humana se caracterizaba por tener denticiones generalmente bien alineadas, pero datos epidemiológicos muestran que el aumento de las maloclusiones se produjeron simultáneamente con la adopción de un estilo de vida moderno, ya que existe una fuerte evidencia que indica que estos cambios fueron producidos por una disminución en las demandas de función masticatoria; sin embargo, los hallazgos epidemiológicos no son compatibles con las teorías evolutivas-genéticas. El reciente aumento de la variación oclusal, demuestra la alta plasticidad de las características oclusales y sugiere que los seres humanos poseemos una composición genética que es suficiente para el desarrollo de una oclusión normal dadas las condiciones ambientales correctas. Las influencias externas pueden considerarse como inductores terciarios de los procesos genéticos que intervienen en el crecimiento de las estructuras craneofaciales y el desarrollo de la oclusión8.
A simple vista, la relación entre la función masticatoria y la maloclusión puede parecer relevante únicamente para Ortodoncistas, sin embargo, es muy importante que nuestra comprensión de la etiología de la maloclusión esté basada en consideración completa de todas las evidencias científicas disponibles. Solo aquellas estructuras faciales que son capaces de reaccionar a los factores epigenéticos, es decir, mostrar plasticidad del desarrollo, puede ser influenciado por malos hábitos alimenticios, como el exceso en la ingesta de dieta blanda, por lo tanto es dicha plasticidad quien establece los límites de las acciones terapéuticas.
Establecer la relación que existe entre el exceso en la ingesta de dieta blanda en el desarrollo de Disgnacia.
El crecimiento y desarrollo de un individuo son fenómenos continuos, que se inician en el momento de la concepción9.
Se define crecimiento como la automultiplicación celular, que da como consecuencia el aumento de tamaño del organismo9.
Desarrollo, en cambio, es la diferenciación celular, aumento de complejidad y especialización de los órganos y tejidos adecuándose a su función9.
Según Moyers (1992), el desarrollo se refiere a todos los cambios que ocurren en forma unidireccional en la vida de un individuo desde su existencia como una sola célula hasta su elaboración como una unidad multifucional que termina en la muerte. Los términos Desarrollo y Crecimiento no son sinónimos10.
Desarrollo = crecimiento + diferenciación + traslocación.
La diferenciación es el cambio desde células o tejidos generalizados a tipos más especializados durante el desarrollo. Diferenciación es cambio en calidad o tipo. Traslocación es cambio en la posición. Por ejemplo, la punta del mentón es traslocada (movida) hacia abajo y adelante mucho más que el crecimiento en el mentón mismo. En realidad, la mayor parte del crecimiento está ocurriendo en el cóndilo y en la rama, mientras toda la mandíbula es traslocada ventralmente10.
Estos procesos son fenómenos simultáneos e interdependientes. Todos los individuos de la misma especie tienen características comunes, pero presentan amplias diferencias entre sí, dado el carácter individual del patrón de crecimiento y desarrollo. Este surge a partir de la interacción de factores genéticos y ambientales, estableciéndose, por una parte, el potencial del crecimiento y por otra, la magnitud en que este potencial se expresa10.
La información genética se considera un centro de control, que regula la multiplicación celular, la formación de nuevos tejidos y la velocidad de crecimiento y desarrollo. Esto ocurre con una secuencia y en tiempos establecidos. Si alguna noxa actúa en estos períodos, puede producir un trastorno definitivo del crecimiento y/o desarrollo9.
El factor hereditario le otorga a cada individuo un patrón de crecimiento y desarrollo específico, y éste puede ser modificado por factores ambientales. La herencia no sólo influye en el tamaño final y proporciones corporales de un individuo, sino también en diversos procesos dinámicos madurativos, tales como: secuencia de maduración ósea, dentaria, velocidad de crecimiento, etc. Las etapas de crecimiento y desarrollo se van produciendo en sucesión ordenada, aunque con alguna variación temporal. El ritmo es propio de cada individuo, y podemos evaluarlo: al crecimiento, principalmente a través de su peso corporal, su altura y su perímetro cefálico; y al desarrollo, constatando sostén cefálico, si se sienta y si camina solo. En el área estomatológica, el estudio del crecimiento craneofacial y la relación de éste con el resto del cuerpo es una cuestión siempre presente para el clínico que trabaja con el niño9.
La edad cronológica no es un dato suficiente, sino que hay que relacionarlo con indicadores como la edad esquelética, la maduración dentaria, o cualquier otro indicador que nos aporte datos más objetivos para situar al niño en el estadio en que se encuentra. Los indicadores utilizados con más frecuencia son el estado de maduración y erupción dentaria, y la edad ósea. Los investigadores han buscado durante mucho tiempo un indicador de maduración que les permita conocer el grado de desarrollo del organismo con independencia de su edad cronológica9
La maduración, por último, es la aptitud para la función. En la maduración hay que diferenciar una maduración esqueletal y una maduración funcional. Las dos no tienen un ritmo igual, pero deben coincidir en determinado momento para que las estructuras funcionen en armonía. La armonía morfofuncional pues, es el objetivo fundamental de nuestro tratamiento con respecto a la función y a la estética. El término maduración es a veces utilizado para expresar los cambios cualitativos que ocurren con la edad (Zielinsky, 1980)11.
Cuando el crecimiento y la maduración acontecen de forma anormal, condicionan importantes trastornos no sólo orgánicos, sino también funcionales, en ocasiones difíciles de recuperar.
Todo crecimiento óseo es una mezcla complicada de dos procesos básicos: depósito y reabsorción, que son efectuados por campos de crecimiento por los tejidos blandos que revisten al hueso. Como los campos crecen y funcionan de forma diferente en diversas partes del hueso, éste sufre un remodelado (cambio de forma). Cuando la cantidad de depósito es mayor que la de reabsorción, el agrandamiento del hueso necesita su desplazamiento, es decir, una reubicación física, en concordancia con otro desplazamiento óseo 10. Fig 1.
El depósito consiste en la adherencia de hueso nuevo en un lado de la corteza ósea mientras en el otro lado, el hueso es retirado, es decir, se reabsorbe. El depósito ocurre en la superficie que va en la dirección del crecimiento, mientras que la reabsorción ocurre en la superficie opuesta. El resultado es un proceso denominado arrastre cortical, un movimiento gradual de la zona en crecimiento del hueso 10.
El hueso no agrega anillos concéntricos como ocurre en un árbol. Las complejas morfologías de los huesos faciales hace imposible un agrandamiento uniforme, por lo tanto, en algunas zonas crece más rápidamente y algunas superficies externas muestran reabsorción 10.
El desarrollo de las estructuras craneofaciales no puede ser evaluado sin analizar la influencia que tienen las distintas funciones que se llevan a cabo en la cavidad oral, por lo tanto, para entender las diferentes morfologías y fisiologías de los huesos craneofaciales, es esencial entender los factores intrínsecos y extrínsecos que guían el crecimiento, desarrollo y mantención a largo plazo de estas estructuras1.
Antes de exponer cuáles son las principales teorías sobre el crecimiento, consideramos que es necesario conocer cuáles son los factores de control de crecimiento 10.
La evolución de los procesos de crecimiento y desarrollo del órgano bucal y de la cara, es muy compleja. El crecimiento del macizo cráneo- facial está íntimamente ligado al crecimiento de diversos órganos que éste encierra, así como al de regiones vecinas, siendo entonces el resultado de diversos crecimientos parciales que lo configuran y contribuyendo al crecimiento de diversos huesos que componen su espacio, de regiones vecinas, y de los órganos existentes en su interior, los que también influyen con su crecimiento, ejemplo: cerebro, lengua, etc11.
Operacionalmente, la cabeza es una región dentro de la cual ocurren diversas funciones, cada una llevada a cabo por un componente craneano funcional. A su vez cada componente está formado por dos partes: una matriz funcional que lleva a cabo la función, la que está integrada por «tejidos blandos» (músculos, glándulas, nervios, vasos, grasa,etc.), y una unidad esquelética cuyo rol biomecánico es proteger o mantener su matriz funcional específica, y que está formada por hueso, cartílago o tejido tendinoso. Los cambios por crecimiento (tamaño, forma y posición en el espacio) de las unidades esqueléticas son secundarios a los cambios primarios en las matrices funcionales específicas11.
La matriz funcional planteado por Moss vino a modificar el pensamiento acerca del crecimiento craneofacial 2 “… a manera de resumen, la hipótesis de la matriz funcional afirma de modo explícito que el origen, el crecimiento y la conservación de todos los órganos y tejidos esqueléticos, siempre son reacciones secundarias, compensatorias y obligadas ante acciones temporal y operacionalmente previas para fenómenos que se presentan en tejido no esquelético vinculados de modo especifico; órganos para espacios en funcionamiento (matrices funcionales)” (Moss, 1980). Algunas personas entienden, citan o aplican de manera equivocada las ideas de Moss. Su teoría es difícil de probar o refutar, pero resulta muy útil y es posible que en la era moderna haya influido más que cualquier otra idea nueva para modificar el pensamiento de la gente interesada por el crecimiento craneofacial10.
Moss afirma que el crecimiento de los componentes esqueléticos, ya sea endocondrial o intramembranoso, depende principalmente del crecimiento de las matrices funcionales.
La matriz funcional: realiza la función propiamente dicha y proporciona el estímulo externo primordial para el crecimiento y mantenimiento de las unidades esqueletales.
La unidad esqueletal: su rol biomecánico es el de proteger y/o soportar a su matriz funcional correspondiente. Las unidades esqueletales están formadas por tejidos esqueléticos (óseos y cartilaginosos). Por ejemplo: la apófisis coronoides de la mandíbula es una unidad esqueletal y su matriz funcional correspondiente es el músculo temporal, que se inserta en ella1.
El sistema estomatognático podría definirse como, una unidad morfo-funcional, organizada y sincronizada, ubicada anatómicamente en la región cráneo-facial, limitada por un plano frontal que pasa por las apófisis mastoides y dos líneas horizontales que pasan: una por los rebordes supra orbitarios y otra a nivel del hueso hioides. Comprende las estructuras combinadas de la boca y los maxilares, y mantiene con el resto del organismo una interrelación recíproca y constante tanto en estado de salud como en enfermedad11.
Se encuentra constituido por un conjunto heterogéneo de tejidos y órganos que integra y coordina aquellas estructuras óseas, musculares, nerviosas, dentales, glandulares y el componente neurovascular que se encarga de la integración de dicho sistema, el cual se organiza alrededor de las articulaciones craneotemporomandibulares, dentoalveolares y dentodentales8
Este a su vez se coordina con otros sistemas y participa en las siguientes funciones, las cuales se realizan acorde a los requerimientos fisiológicos del organismo; como son:
Para llevar a cabo actividades tan comunes como Bostezar, Suspirar, Toser, Estornudar, e incluso vomitar, las cuales son acciones generalmente esenciales para la supervivencia del individuo. También participa la expresión oral, en la gesticulación buco facial, en las expresiones estético-faciales tales como la sonrisa e incluso el beso como expresión afectiva. Cuando todos estos componentes son compatibles unos con otros, y existe armonía morfo-funcional entre ellos, las funciones se realizan con una máxima eficiencia y con el mínimo gasto energético. A su vez, la propia función normal preserva y crea las condiciones que favorecen la normal integridad morfológica de los diferentes componentes del SE y se estimula su funcionamiento óptimo11. Por lo tanto, el sistema estomatognático cumple con una serie de funciones, dentro de las cuales, la succión, la deglución, y la respiración son innatas, y luego, con el crecimiento, erupción dentaria y “maduración” del sistema nervioso, se aprenden la masticación, la fonación y la mímica las cuales se podrían describir como funciones adquiridas.
Al nacer, el niño debe cumplir tres funciones vitales para poder sobrevivir; el llanto, la succión y la respiración. Mediante el llanto, expresa sus necesidades y molestias, y a través de la succión podrá alimentarse. Con respecto a la respiración, en el momento del nacimiento, el niño enciende su sistema respiratorio a través de las fosas nasales. Receptores nasales ubicados en estas fosas nasales enviaran información al centro respiratorio, que se encuentra en el bulbo raquídeo, sobre la pureza y presión del aire inspirado, con lo cual recibirá una respuesta referida a la amplitud de ventilación pulmonar9. Si ese aire inspirado por las fosas nasales está dentro de las condiciones fisiológicas, se instaurará una función correcta, la respiración nasal, y por lo tanto habrá un desarrollo normal12.
La respiración debe ser nasal, y es primordial que así sea, pues ésta tiene un papel morfogénico actuando como estímulo de crecimiento de tercio medio e inferior de la cara y áreas anexas12 ya que, la corriente de aire actúa como una verdadera matriz funcional que, penetrando a través de las fosas nasales genera tensiones y distensiones sobre las paredes de los senos maxilares, frontales, y fosas nasales, que constituyen uno de los estímulos de crecimiento que recibe el maxilar superior, y por ende el tercio medio de la cara13. El maxilar superior forma parte del piso de la órbita, de los pómulos, de paredes y pisos de fosas nasales y del techo de la cavidad bucal, todo esto conforma el tercio medio de cara y está en íntima relación con el desarrollo craneofacial12. La respiración nasal constituye el estímulo primario para el crecimiento de los espacios funcionales bucal, nasal y faríngeo. El crecimiento y desarrollo de algunas partes del cráneo son secundarios y dependientes del origen, crecimiento y desarrollo de forma y función de la matriz funciona14. La respiración nasal es un factor fundamental para el crecimiento y desarrollo Dentofacial óptimo15.
El habla intencionada es diferente al llanto infantil reflejo, éste se vincula con posturas linguales y mandibulares irregulares relacionadas con inspiraciones y expiraciones esporádicas. Por otra parte, la fonación se efectúa sobre una base de posturas mandibulares, faríngeas y linguales aprendidas y estabilizadas. En general, el llanto infantil es un desplazamiento simple de partes, acompañado por una emisión explosiva única mientras que el lenguaje hablado sólo puede llevarse a cabo mediantes acciones motoras secuenciales, polifásicas y sincronizadas de manera estrecha con la respiración. El habla es regular; el llanto infantil, esporádico. La primera exige, durante el aprendizaje, diversos elementos sensoriales de condicionamiento, complejos y refinados; el llanto infantil es primitivo y no aprendido10.
El habla consta de 4 partes: 1) leguaje-conocimiento de los vocablos empleados al comunicar ideas; 2) voz-sonido producido cuando el aire pasa entre las cuerdas vocales laríngeas que vibran 3) articulación, desplazamiento de los órganos fonéticos usados en la producción de un sonido, o sea, labios, lengua, dientes, mandíbula, paladar, etc. 4) ritmo-variaciones en la calidad, longitud, sincronía y fuerza de un sonido, una palabra, frase u oración. Si no hay alteración alguna del oído, la vista o la sensación bucal, el niño aprende hablar con base en el lenguaje que escucha. Los defectos fonéticos representan una pérdida o alteración del lenguaje, la voz, la articulación y el ritmo o mezclas de dichos menoscabos y alteraciones10.
Los músculos de la masticación se integran principalmente con dos grupos: los elevadores y los depresores10.
Los músculos que elevan la mandíbula son el masetero, el pterigoideo interno y gran parte del temporal. Las fibras del músculo temporal que se orientan hacia atrás, también retraen la mandíbula. El haz muscular superficial del musculo masetero también ayuda a la protrusión de la mandíbula, mientras que el haz más profundo estabiliza la cabeza condílea contra la apófisis articular. Yuxtapuesto al musculo masetero, el pterigoideo interno confiere sostén muscular a la mandíbula en su ángulo. Si bien la función principal de este músculo es la elevación de la mandibula, también trabaja durante la protrusión10.
El musculo pterigoideo externo funciona como dos músculos diferentes, los músculos laterales inferior y superior, con funciones independientes y casi opuestas. El músculo pterigoideo externo inferior desciende y protruye la mandibula. El superior no se contrae durante el descenso de la mandibula sino junto con los músculos elevadores, sujetando el cóndilo en sentido anterointerno10.
El desarrollo del aparato masticatorio está conectado con el crecimiento del área craneofacial. Una función o morfología incorrecta del aparato masticatorio puede conducir a anomalías en el área craneofacial, reversibles en el primer lugar gracias a una profilaxis bien conducida. En el caso de más avanzado y persistente anormalidades, se recomienda la terapia de ortodoncia16.
Los primeros molares caducos erupcionarán entre los 6 – 12 meses. A los 18 meses se produce la erupción de caninos temporarios y los segundos molares entre los 24 y 30 meses. Al erupcionar los primeros molares se van afirmando los movimientos masticatorios, para que cuando lo hacen los caninos alrededor de los 18 meses, si existe una buena función de lateralidad, se establezca una relación correcta (desoclusión canina)
Originando las condiciones para llegar a un proceso de utilización y desgaste de la dentición caduca, entre los 3 años y medio y los 5 años y medio9.
Al erupcionar los segundos molares alrededor de los 24 meses se completa la dentición caduca, representada por 20 piezas dentarias. Es aquí donde la función masticatoria debe ser de apertura, cierre y lateralidad alternada. Ya que pueden presentarse alteraciones de la función oclusal que son difíciles de apreciar sin el conocimiento adecuado; el control del odontólogo se hace imprescindible9.
A los dos años y medio de edad, aproximadamente, el niño ya cuenta con la dentición temporaria completa y está listo para comenzar a realizar el mecanismo de moler los alimentos dentro de la boca. Se debe cumplir con funciones de corte y aplastamiento, y para ello es imprescindible que la alimentación lo requiera. En la masticación se produce la aprensión, incisión, trituración, salivación con la producción del bolo alimenticio y deglución; con la frecuencia que se realiza conforma los ciclos masticatorios que variarían según la consistencia del alimento17
De los tres a los cinco años la dentición evoluciona y debemos encontrar que: Tiene que haber desaparecido la sobremordida por desgaste de sus cúspides. Los incisivos deben encontrarse en una relación but a but. Los caninos superiores ocluyen entre caninos inferiores y primeros molares temporarios. El plano post lácteo se mesializa por avance mandibular favoreciendo una instalación de una clase l al erupcionar los molares18.
Tenemos una oclusión balanceada bilateral. La oclusión balanceada bilateral se caracteriza por contactos simultáneos de las superficies oclusales en todos los movimientos excéntricos, permitiendo el predominio de ciclos masticatorios horizontales, desarrollándose sin patologías por las características que presentan las piezas caducas en las cuales sus raíces que son largas y finas. La finalidad específica de este tipo de oclusión es estimular el crecimiento y desarrollo de los maxilares a través del bruxismo nocturno fisiológico en esta etapa9.
Los últimos molares superiores caducos presentan descenso de su cúspide disto vestibular (semejante a la oclusión adulta) actuando como guía posterior en los movimientos oclusales. El sistema neuromuscular es aún inmaduro siendo esto importante, ya que en la etapa de dentición mixta se realizan movimientos rápidos e inseguros evitando así que se detecten las interferencias9.
Del 3 a los 6 años es un periodo de crecimiento constante y continuo del Sistema Estomatognático. La función masticatoria tiene un papel fundamental en la estimulación y formación del mismo. La forma como se mastica, involucra una mecánica para la preparación del alimento y es importante para que éste llegue en las condiciones correctas para una correcta digestión y asimilación9.
La deglución es una actividad neuromuscular compleja que consiste en una serie de movimientos coordinados de los músculos de boca, faringe y esófago19. Por lo general la deglución madura, aparece en la segunda a mitad de los primeros años de vida postnatal. La llegada de los incisivos orienta los movimientos más precisos de apertura y cierre de la mandíbula, obliga a que la lengua adopte una posición más retraída e inicia el aprendizaje de la masticación. La deglución infantil se relaciona con la succión, y la adulta con la masticación. La transición de la deglución infantil hacia la deglución adulta ocurre durante varios meses, según el momento de la maduración neuromuscular importante del desarrollo, pero la mayoría de los niños logra la deglución madura al año y media de edad. Esta deglución madura se caracteriza porque los dientes están juntos, la mandíbula queda estabilizada por los músculos elevadores de la mandíbula (sin movimientos notorios de la musculatura perioral), la punta de la lengua se apoya contra el paladar, por arriba y atrás de los incisivos, y además son mínimas las contracciones de los labios y músculos faciales10,20. En el caso de las degluciones atípicas existe una ruptura del equilibrio y este hecho puede traer como consecuencia la instauración de una anomalía dentomaxilar, alterando incluso los patrones de crecimiento, además de alteraciones foniátricas21,19
El amamantamiento excita a los dos meniscos simultáneamente y hacen que la disto-relación mandibular se corrija. El utilizar adecuadamente el sistema muscular, provoca fatiga y sueño al niño; esto controla el tiempo de alimentación, y ayuda a una digestión perfecta. Esta excitación neural paratípica comienza con la lactancia y debe continuarse hasta la erupción de los primeros dientes, para lograr el desarrollo fisiológico que proporcione el desarrollo mandibular póstero anterior, y la modelación perfecta de los ángulos goníacos9.
Existe concordancia en el invalorable estimulo muscular que provee la lactancia y aseguran que es la responsable de la maduración de los músculos de la masticación. Ramón Torres afirma que toda otra alimentación que no sea la lactancia natural, ofrece el riesgo de producir lesiones en el crecimiento y desarrollo del Sistema Estogmatognático; esto se corrobora con estudios realizados que reportan la estrecha relación entre succión artificial y mal oclusiones 22,23,24, (Carrero de Hon, 2007, Ortega, 1998 , Guerra & Mujica, 1999).
Para comprender la lactancia como generadora de estímulos es necesario conocer el mecanismo del amamantamiento; esta función fisiológica compleja, coordinada neurológicamente, es realizada por un conjunto de estructuras bucofaríngeas. Torres describe en el mecanismo de amamantamiento, una etapa de aspiración y una siguiente de Presión. La etapa de Aspiración consiste en la prensión del pezón entre sus labios; la lengua se proyecta hacia delante contactando el labio inferior, que le da soporte y se acanala contactándose con el pezón, logrando que la areola y el pezón estén completamente rodeados por lengua y labios. En esta etapa el maxilar superior recibe estímulos para su crecimiento en el sector posterior y anterior. El sector anterior por ser sometido a las fuerzas centrípetas del contacto labio - pezón y la fuerza centrífuga aplicada por la lengua para lograr el cierre anterior. En el sector posterior la lengua aplica fuerzas a nivel de la sutura media palatina favoreciendo así el desarrollo transversal del maxilar superior. La etapa de presión producirá la descarga y el vaciamiento de los conductos galactóforos. La extracción se realiza con el enfrentamiento de los rodetes producido por el adelantamiento del maxilar inferior. La lengua cambia de forma, la mandíbula se eleva y luego se retruye. Esta función de ordeñe determina la salida de la leche, la lengua adopta forma de cuchara, permitiendo su paso mediante movimientos peristálticos, y junto a la contracción de los milohiodeos, la leche es empujada a la faringe. El piso de boca se eleva, comprime la lengua contra paladar, el líquido estimula el velo palatino elevándose el paladar blando, la epiglotis cierra la tráquea y la leche pasa al esófago. El ordeñe que produce ese movimiento de avance y retroceso mandibular, es el estímulo fisiológico que permite al maxilar inferior crecer y lograr compensar en sentido sagital la retrusión fisiológica con la que se nace 9.
Durante los primeros meses de vida, los niños están preparando su organismo y estructuras orofaciales para que más adelante se lleve a cabo el proceso de masticación, para eso en su dieta se van incluyendo alimentos de fácil masticación como: líquidos, semisólidos y finalmente sólidos, que permitirán el fortalecimiento y desarrollo de la musculatura ósea muscular facial, de gran importancia para el desarrollo del habla25.
Al cumplir un año el niño está preparado para integrarse a la mesa familiar y es un momento decisivo para la formación de hábitos alimentarios saludables. Aprende a utilizar la cuchara, el vaso y tiene que comenzar a compartir la alimentación familiar e incorporar sus pautas. Su sistema digestivo y metabólico funciona con capacidad semejante a la del adulto. Se pueden agregar en su dieta ciertos alimentos que habían sido relegados como remolacha, frutilla, kiwi y tomate9.
En este período sigue teniendo gran importancia cuidar la densidad energética, el número de comidas y la concentración de nutrientes específicos en la dieta, especialmente hierro y zinc. El hierro es central en su alimentación, las necesidades aún siguen siendo altas, por lo tanto es fundamental continuar con la suplementación. La deficiencia de hierro constituye la carencia nutricional más frecuente en nuestro medio. El té, café, mate, además de contener un alto nivel de cafeína y bajo nivel calórico, son inhibidores de su absorción, no aconsejándose su ingesta a esta edad. En medios muy deficitarios, en los que la ingesta de alimentos ricos en hierro es escasa, se plantea continuar con aporte de hierro medicamentoso en el segundo año de vida, o ingerir leche fluida enriquecida con hierro. Los requerimientos calóricos son de aproximadamente 1.100 calorías/día, con un aporte de 1/3 del valor calórico en forma de leche y los 2/3 restantes bajo forma de alimentos complementarios9.
El niño debe recibir cuatro comidas y no más de 500ml de leche al día. La Ingesta Diaria Admisible (IDA) para edulcorantes artificiales tales como sacarina, ciclamato, aspartamo, colorantes y otros aditivos, es pasible de ser superada rápidamente dado el escaso peso del niño. Para no exponerlo a riesgos innecesarios para su salud deben quedar fuera de la dieta. En el mercado hay disponibles muchos alimentos de alta densidad calórica y elevado contenido de azúcar, sal, colorante y conservantes, tales como golosinas, alimentos fritos, helados, gelatinas y refrescos. Estos no deben ser ofrecidos a los niños menores de 2 años, ya que dan saciedad y desplazan el consumo de alimentos más nutritivos. La comida casera promueve la formación de hábitos de alimentación para el futuro; es la opción más saludable, ya que sabemos cómo fue preparada y qué ingredientes tiene. Además, ayuda a fortalecer lazos familiares. El segundo año es clave en la formación de hábitos saludables. El momento de alimentarse es también una oportunidad para promover el desarrollo. Dar a los niños sólo los alimentos que ellos prefieren tiene como consecuencia una alimentación monótona, y puede originar una nutrición deficiente. A los 2 años adquieren la mayor parte de los hábitos alimentarios y preferencias que determinan en gran medida el tipo de alimentación futura, por lo que es necesario ir educándolos para una dieta sana y atractiva. Si en este período se establecen hábitos alimentarios saludables, éstos pueden persistir a lo largo de toda la vida9.
Las recomendaciones establecen que es beneficioso continuar con la lactancia materna y la alimentación complementaria adecuada y segura durante el segundo año.
Un beneficio importante del amamantamiento prolongado se manifiesta en la recuperación de las enfermedades agudas, siendo un recurso eficaz para mantener un aporte calórico adecuado durante diarreas y otras infecciones. A medida que erupcionan los diferentes grupos dentarios, se debe ir adecuando la consistencia y sabor de los alimentos, con la finalidad de estimular la función masticatoria y deglutoria. A la papilla inicial se le irán agregando alimentos más duros, fibrosos y secos.
A los dos años y medio de edad, aproximadamente, el niño ya cuenta con la dentición temporaria completa y está listo para comenzar a realizar el mecanismo de moler los alimentos dentro de la boca. Se debe cumplir con funciones de corte y aplastamiento, y para ello es imprescindible que la alimentación lo requiera. En la masticación se produce la aprensión, incisión, trituración, salivación con la producción del bolo alimenticio y deglución; con la frecuencia que se realiza conforma los ciclos 17 masticatorios que variarían según la consistencia del alimento17.
El cambio de textura alimenticias permite que a partir de la masticación se desarrollen adecuadamente los diferentes movimientos de las articulaciones temporomandibulares como son: en de bisagra, el lateral, el antero- posterior y el vertical, involucrando la musculatura masticatoria tanto elevadores como depresores y la musculatura de la lengua, permitiendo el buen crecimiento de las estructuras orofaciales y su adecuado funcionamiento, entre los que se encuentra principalmente la articulación de los fonemas de la cadena hablada9(Planas, 2008).
Resulta primordial conocer cómo se desarrolla el sistema masticatorio y cuáles son los factores que estimulan el crecimiento12. Saber identificar el aspecto normal o fisiológico es fundamental para poder establecer un correcto diagnóstico ante cualquier patología que se presente26. Por lo tanto tener un crecimiento en equilibrio nos conduce a una Eugnasia, y por lo tanto un crecimiento en desequilibrio conlleva a una Disgnacia27.
Los pacientes con Disgnacias presentan siempre desequilibrios funcionales, que generalmente se inician precozmente en la vida de los individuos en la primera etapa de la infancia28.
Dichos desequilibrios funcionales se han asociado a una dieta de fácil masticación prolongada, entre los cuales podemos encontrar25.
Es una investigación de tipo documental
Se entiende por Investigación Documental; Al proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, críticas e interpretación de datos secundarios, es decir, los obtenidos y registrados por otros investigadores en fuentes documentales: impresas, audiovisuales o electrónicas. Como en toda investigación, el propósito de este diseño es el aporte de nuevos conocimientos. (Fidias G. Arias 2012)
Para reunir la información necesaria que permitió desarrollar la investigación, fue necesario disponer de un conjunto de técnicas e instrumentos de recolección de datos e información que garantizaron mayores detalles de las mismas entre las cuales fueron:
Revistas científicas de impacto nacional e internacional, además de una exhaustiva revisión de la literatura; las cuales presentaban información acerca de la relación de la disgnacia asociada al consumo de dieta blanda, alteraciones producidas a nivel muscular, óseo y dental ocasionadas por el déficit de una dieta dura. Dichas revisiones estuvieron comprendidas entre los años 1973 hasta el 2018.
Robert S. Corruccini, (1984) planteó que los libros de texto de ortodoncia, a menudo discuten varios mecanismos genéticos que podrían explicar la frecuencia de maloclusiones en humanos contemporáneos; sin embargo, una mirada más cercana a los datos epidemiológicos muestra que ninguna de las explicaciones, tanto evolutivas como genéticas puede ofrecer un modelo que pueda adaptarse a la evidencia satisfactoriamente, por lo que existe cierta inclinación a pensar que los principales factores causales de las maloclusiones son más bien ambientales que genéticos30. Por su parte Juha Varrela (2006) coincide en que los cambios recientes en la dentición humana y la oclusión se puede entender mejor si consideramos principalmente a las alteraciones funcional provocadas por nuestro estilo de vida moderno. De particular importancia, parece ser el cambiar a una dieta blanda y rica en energía que requiera solo una cantidad mínima de actividad masticatoria8.
Varios estudios realizados por Beecher RM, Corruccini RS et al He T (1981- 2004) demostraron que la dieta y la masticación pueden influir significativamente en la variabilidad oclusal y que esta es compatible con varias investigaciones experimentales en animales, incluidos roedores, carnívoros, ungulados y primates, que han sido sometidos a dietas blandas y duras; su crecimiento y desarrollo oclusal ha sido estudiado con métodos microscópicos y macroscópicos31,32. Por otra parte los estudios en los babuinos y los monos son particularmente notables debido a la estrecha anatomía y funcionalidad de estos primates con los humanos. Los resultados de los estudios experimentales se parecen a los hallazgos epidemiológicos en humanos33,34,30. Los análisis histológicos y morfométrico indican que el crecimiento facial reacciona a la actividad masticatoria en todas las especies de mamíferos estudiadas.
Begg (1954) señaló que la teoría del crecimiento craneofacial se basaba en la opinión de que el tamaño y la forma facial los huesos estaban genéticamente predeterminados y no eran afectado por influencias externas. Mientras que Carlson DS (1985;1999), señaló que solo después de la introducción de la hipótesis de la matriz funcional fue donde se entendió que el crecimiento óseo puede ser secundario y adaptativo a estímulos funcionales, incluyendo los que provienen de la masticación35,36. Recientes avances en biología molecular y genética han aumentado enormemente nuestra comprensión de la regulación molecular del crecimiento y el desarrollo37. Sin embargo Gilber SF (2001), planteó que se ha vuelto menos de moda para discutir los estímulos epigenéticos que son una parte vital de la regulación del genoma y tienen, por lo tanto, un papel importante en el desarrollo del fenotipo.
El maxilar y la mandíbula, como otros huesos, crecen, en parte, en respuesta a la actividad muscular y puede ser modificado por cambios en dicha actividad y / o en la posición de descanso de la mandíbula. La resorción ósea ocurre bajo demanda reducida y los resultados de aposición ósea en períodos de mayor estrés. De hecho, esta interrelación entre el crecimiento óseo y el aumento de la demanda funcional no es exclusivo de la mandíbula, pero está de acuerdo con Wolffs ley de transformación (Wolff, 1892), que se refiere a la respuesta general del hueso a la mecánica efectiva38.
Cuando el desgaste dental y la función masticatoria, se consideran un conjunto entre sí, queda claro que un simple cambio a una dieta más blanda en la ausencia de cualquier cambio genético puede producir una situación en la que los dientes están relativamente demasiado grande para las mandíbulas38 (Corrucini y Whitley, 1981; Corrucini et al., 1983).
Con estas consideraciones en mente, se pueden prever condiciones selectivas contrastantes. Bajo condiciones de una dieta dura que produce fuerte desgaste y exigente actividad muscular masticatoria, el maxilar y la mandíbula crecería a su tamaño óptimo, proporcionando así un amplio espacio para dientes grandes. Al mismo tiempo, el desgaste temprano daría como resultado la pérdida de la cúspide / surco susceptible a las caries y en el acortamiento mesio-distal de los dientes. Ni apiñamiento dental ni la caries desempeñaría un importante papel selectivo. En contraste en las poblaciones que subsisten con una dieta blanda, las condiciones serían muy diferentes. La falta de desgaste interproximal daría como resultado la pérdida de la deriva mesial. Falta de hueso adecuado, por la poca estimulación muscular la cual provocaría defectos en el crecimiento de la mandíbula. Por lo tanto, existiría una predisposición para el apiñamiento dental y la impactación. Las cúspides permanecerían sin usar durante gran parte de la vida útil siendo susceptible a la caries dental38.
Kaifu Y, Kazutaka (2003), establecieron que la dentición y la oclusión han experimentado cambios significativos durante la historia reciente del hombre; la diferencia más llamativa entre denticiones prehistóricas y modernas se puede ver en el grado de desgaste dental39. De igual forma Juha Varrela (2006), estableció que hasta tiempos bastante recientes, las poblaciones humanas se caracterizaban por presentar dentaduras bien alineadas pero desgastadas a nivel de las caras oclusales (Facetas de Desgaste). Los datos epidemiológicos muestran que la disminución en el desgaste dental y el aumento de la maloclusión se produjeron simultáneamente con la adopción de un estilo de vida moderno. Hay una fuerte evidencia que indica que estos cambios fueron causados por una disminución de la demanda masticatoria8.
En el modelo de Begg (1954), estableció que el desgaste dental era visto como el mecanismo biológico que resolvía el problema del tamaño del diente discrepancias en el tamaño del arco. Una conclusión lógica que surge a partir de esta hipótesis fue recomendar la terapia de extracción como la modalidad de tratamiento de elección porque aplicaría la propia estrategia de la naturaleza a la ortodoncia clínica. El modelo de Begg fue desafiado por Corruccini31g, quien sugirió que las alteraciones oclusales en el hombre moderno se desarrolla por falta de crecimiento de las mandíbulas. De acuerdo con esta hipótesis, la dieta dura requiere masticación vigorosa que a su vez estimula el crecimiento de los huesos faciales, especialmente el crecimiento transversal del maxilar y la mandíbula. El tamaño del diente y discrepancias en el tamaño del arco se resuelven aumentando el tamaño del arco, mediante erupción dental. El desgaste dental es simplemente un subproducto, provocado por la dieta atributiva y la alta actividad masticatoria, y tiene solo un menor efecto sobre la alineación de los dientes. Datos considerables respaldan el modelo de Corruccini quien realizó estudios experimentales que demostraron que la consistencia dietética y la actividad masticatoria afecta no solo los músculos masticatorios41, sino también muchos aspectos del crecimiento óseo incluyendo tamaño y masa ósea42,43, hueso interno estructura, tamaño y morfología craneofacial44,45,46,47.
Los estudios experimentales en ratas en crecimiento han demostrado cambios en la función de los músculos masticatorios, inducida por una dieta blanda la cual conduce a una reducción de la fuerza muscular masticatoria48, esto a su vez produce cambios en la morfología mandibular 49,50 y en la microarquitectura ósea alveolar51,52. Cambios similares en los músculos masticatorios conducen a alteraciones en el cóndilo de las ratas maduras53. Parece ser que la remodelación ósea influye también en ratas adultas después de un aumento de la carga de la fuerza muscular sobre los huesos largos54.
Por otra parte Anna Odman (2008), realizó un estudio en 70 ratas macho Sprague-Dawley de 21 días de edad se dividieron en dos grupos. 16 recibió comida ordinaria (dura) durante todo el período experimental (grupo normal). Los 44 restantes recibieron una dieta blanda durante 21 semanas para desarrollar un sistema masticatorio hipofuncional. Luego, los animales ahora adultos se dividieron en dos grupos iguales: uno continuó una dieta blanda (grupo hipofuncional), y la otra cambió a una dieta común con el objetivo de rehabilitar funcionalmente su sistema masticatorio (grupo de rehabilitación). Después de otras 6 semanas todos los animales fueron sacrificados y su mandíbula izquierda fue disecada, fotografiada y se utilizó un software cefalométrico personalizado para realizar mediciones morfométricas. Tevieron como resultado que el área de la mandíbula fue menor en el grupo hipofuncional en comparación con el grupo normal, curiosamente el proceso alveolar fue más corto en el grupo normal morfométrico. El análisis reveló diferencias significativas como el área del proceso angular y la inclinación del proceso condilar. El grupo de rehabilitación fue solo marginalmente diferente en comparación con el grupo hipofuncional, aunque una tendencia general a acercarse (recuperación) se observó el grupo normal y una variable morfométrica (base condilar inclinación) fue de hecho significativamente diferente. Concluyeron que la tendencia de recuperación observada podría sugerir que un período de rehabilitación más largo puede tener efecto significativo sobre la morfología mandibular, además el cambio de dieta de blanda a dura para rehabilitar la hipofunción del sistema masticatorio tuvo lugar durante el período donde no ocurren cambios de crecimiento significativos en la rata. Por lo tanto no es sorprendente que no se haya encontrado una diferencia sustancial entre la rehabilitación y los grupos hipofuncionales54.
En otra investigación realizaron un estudio longitudinal, usando análisis Cefalométrico, se observó cambios en el crecimiento cráneofacial en ratas jóvenes relacionadas con cambios en la función masticatoria provocada por un cambio ordinario de una dieta dura a una blanda (Kiliaridis, Engstriim y Thilander, 1985). además se observaron cambios en la función masticatoria en ratas en crecimiento inducido por una dieta blanda, la cual causó una alteración en la composición y tamaño de la fibra muscular. Estos cambios fueron más pronunciados en el masetero que en el músculo digástrico, por lo que el grupo de músculos más afectados fueron los ascensores no depresores de la mandíbula.
La función del músculo masticatorio y su influencia en el crecimiento craneofacial han sido estudiadas en experimentos con animales y estudios clínicos. Estas investigaciones muestran comúnmente que los músculos elevadores de la mandíbula influyen en las dimensiones transversales y verticales faciales. Aumento de la carga de la mandíbula asociada con la función muscular masticatoria conlleva a un aumento en el crecimiento de la sutura y estimula la aposición ósea, lo que resulta en un mayor crecimiento transversal del maxilar y bases óseas más anchas para los arcos dentales. Además, un aumento de la función muscular masticatoria a menudo se asocia con un patrón de rotación anterior de crecimiento angular, procesos coronoides y cóndilos mandibulares bien desarrollados. Un punto interesante que no ha sido discutido a fondo, es que las personas con músculos masticatorios fuertes tienen una morfología facial más homogénea, en contraste con los individuos con músculos masticatorios débiles que muestran una gran variación interindividual en sus dimensiones faciales verticales. Por lo tanto, las personas con músculos masticatorios fuerte generalmente tienen un tipo facial hiperdivergente, aunque no todos los pacientes con forma facial hiperdivergente tienen músculos masticatorios fuertes. La literatura apoya la hipótesis de que cierto nivel de fuerza en los músculos masticatorios puede ser suficiente para el crecimiento craneofacial vertical normal, aunque no es un requisito previo55.
El tamaño de la mandíbula56,57, el número de diente y el movimiento de la lengua están relacionados positivamente con el rendimiento masticatorio56,57,58,59. Existe una relación entre el rendimiento masticatorio y la presión de la lengua en adultos, y la lengua juega un papel importante en la masticación60,61 Sin embargo, no se ha alcanzado un consenso sobre si el desarrollo de la presión de la lengua está relacionado con un aumento en el rendimiento masticatorio en los niños.
Ichikawa y col62 desarrolló un cuestionario autoadministrado relacionado con la preferencia y dureza de 25 alimentos con diferentes valores de viscosidad y fragilidad para medir la capacidad masticatoria subjetiva (AME) de niños de 6 a 12 años. El examinador describió los alimentos, y se pidió a los sujetos que asignaran cada alimento a una de cinco categorías ( es decir , no les gusta o nunca han comido, duro, ligeramente duro, ligeramente blando y blando). Para calcular el puntaje de SMA, la capacidad de masticación se caracterizó usando una escala Likert de 4 puntos de la siguiente manera: suave (4 puntos), ligeramente suave (3 puntos), ligeramente dura (2 puntos), dura (1 puntos), y no les gusta o tiene nunca comido (0 puntos)63. La puntuación de SMA se correlacionó significativamente con mediciones objetivas de masticación de materiales masticables a base de gelatina (Kamuzokun ® , Mamarisshimo Ltd, Tokio, Japón). Estas muestras masticables tenían dimensiones de 15 mm × 15 mm × 15 mm, y consistían en maltitol, gelatina, oblea en polvo, edulcorante (xilitol) y espesante (goma arábiga). La capacidad de las personas para masticar alimentos duros, y la frecuencia con la que masticaban dichos alimentos, en su vida diaria afectaban directamente el rendimiento masticatorio. Estos hallazgos sugieren que los hábitos alimenticios inapropiados afectan la composición corporal y el rendimiento masticatorio en los niños.
Se ha utilizado una dieta blanda para inducir el retraso del crecimiento de la mandíbula en estudios con animales64,65,66,67 . Una dieta blanda de 14 semanas afectó la altura de la rama mandibular al suprimir el crecimiento del cartílago condilar en ratas de 3 semanas. Además, una dieta en polvo de 6 semanas y una dieta amasada suprimieron significativamente el crecimiento vertical de la rama mandibular65 ; por otra parte, una dieta en polvo de 6 semanas suprimió significativamente el crecimiento vertical del proceso coronoide en ratas de 3 semanas de edad.
Igualmente, una dieta en polvo de 4 semanas suprimió el crecimiento en la dirección posterior en el cuerpo, el crecimiento en la dirección superior en la rama, el crecimiento en la dirección bucal en el ángulo gonial y el crecimiento en la dirección bucal en el arco cigomático (puntos de inserción de los músculos maseteros) en ratas de 3 semanas63. En general, se requiere actividad muscular de la mandíbula durante la masticación para inducir el movimiento de la mandíbula inferior y ejercer las fuerzas necesarias para cortar o moler los alimentos68.
Kiliaridis y col. sugirió que las relaciones verticales de la mandíbula se ven afectadas por la actividad muscular durante el desarrollo68. No está claro si el esfuerzo masticatorio influye en el tamaño de los arcos dentales y la cantidad de espacio para los dientes. Sin embargo, Fujita Y., Goto S. y col. (2016) establecieron que una dieta en polvo de 8 semanas suprimió significativamente el crecimiento en la dirección bucal en el ángulo gonial y en la dirección bucal en el hueso alveolar en ratas de 3 semanas67. Estos datos sugieren que una dieta en polvo de 8 semanas extendió el rango de inhibición del crecimiento óseo desde las inserciones de los músculos maseteros hasta el arco dental en la mandíbula de las ratas en crecimiento. Sin embargo, el retraso del crecimiento en la dirección superior de la rama, en la dirección bucal en el angulo gonial y en la dirección bucal en el cigomático mejoró cuando las ratas cambiaron de una dieta blanda de 4 semanas a una dieta dura de 4 semanas67.
En humanos, Proffit et al69. Sugirieron que la consistencia de la dieta afecta las dimensiones del arco dental, y cuestionaron si el esfuerzo masticatorio de un niño preadolescente juega un papel importante en la determinación de las dimensiones del arco dental. La relación precisa, sin embargo, sigue siendo desconocida.
Muchos autores coinciden en que el conocimiento actual respalda la idea de que una disminución en la actividad muscular causada por una dieta blanda conduce a una disminución de la masa ósea mandibular en animales en crecimiento64,66,67,70. Además, se mostró una disminución significativa en la densidad mineral ósea en el cóndilo mandibular en ratas en crecimiento alimentadas con una dieta blanda durante 20 días en comparación con las ratas alimentadas con una dieta dura durante 20 días71 .Sin embargo, otro estudio informó que los gránulos blandos hechos a propósito tenían poco efecto sobre el grado de mineralización del hueso cortical en las mandíbulas de los conejos en comparación con los gránulos estándar72. A su vez, una dieta en polvo de 6 semanas resultó en un contenido mineral óseo significativamente reducido en el proceso coronoíde y el ángulo de la mandíbula en ratas de 3 semanas de edad, pero no en ratas alimentadas con una dieta amasada, en comparación con las ratas alimentadas con una dieta dura65. Estos datos sugieren que las diferencias en el comportamiento de alimentación (por ejemplo, masticar o chupar), en lugar de las diferencias en la dureza de la dieta, están relacionadas con cambios en la masa ósea mandibular.
Pocos estudios han evaluado los efectos de una dieta blanda en el maxilar. Recientemente, un estudio en animales con tomografía computarizada (micro-CT) informó que una dieta en polvo de 4 semanas afectó significativamente el grosor cortical promedio (Ct.Th) y la fracción del área ósea cortical (Ct.Ar/Tt.Ar), como así como la fracción de volumen óseo trabecular (BV / TV), el grosor trabecular (Tb.Th), el número trabecular (Tb.N) y la separación trabecular (Tb.Sp), en el maxilar de ratas de 3 semanas66. Además, se observaron reducciones en la fracción del área ósea cortical y el grosor cortical promedio y un deterioro en Tb.Th en el maxilar y la mandíbula en ratas alimentadas con una dieta en polvo durante 8 semanas en comparación con las ratas alimentadas con una dieta dura durante 8 semanas. Los análisis histomorfométricos óseos mostraron que la dieta en polvo de 8 semanas aceleró la formación de superficie osteoide / superficie ósea (OS / BS) en la superficie perióstica del maxilar y la mandíbula de ratas de 3 semanas, lo que sugiere que la dieta blanda retrasó la formación de hueso inhibiendo la mineralización del hueso cortical. Sin embargo, 4 semanas después de un retorno a la dieta dura de la dieta en polvo de 4 semanas, las reducciones en fracción del área del hueso cortical y el grosor en el maxilar se recuperaron, al igual que los aumentos en el OS / BS en la superficie perióstica y la resorción ósea en la superficie endosteal. A diferencia del maxilar, 4 semanas después del retorno a una dieta dura de la dieta en polvo de 4 semanas, las reducciones en grosor cortical promedio y la fracción del hueso cortical. En la mandíbula no se habían recuperado, lo que sugiere que la masticación de la dieta dura tuvo un mayor efecto sobre el hueso cortical en el maxilar que en la mandíbula. En el hueso trabecular, se encontró un aumento en la resorción ósea debido a un mayor número de osteoclastos / superficie ósea (N.Oc / BS) en el maxilar y la mandíbula en ratas alimentadas con una dieta en polvo durante 8 semanas en comparación con las ratas alimentadas con una dieta dura. durante 8 semanas. Sin embargo, el deterioro de la estructura ósea trabecular en el maxilar y la mandíbula se recuperó 4 semanas después de un retorno a la dieta dura de la dieta en polvo de 4 semanas; el aumento en la resorción ósea también mejoró. Además, 4 semanas después del retorno a una dieta dura de la dieta en polvo de 4 semanas, observamos un aumento significativo en la superficie mineralizante / superficie ósea (MS / BS) en el maxilar y una tendencia hacia un aumento en la MS / BS en el mandíbula, a niveles superiores a lo normal67. Creemos que estos procesos contribuyeron a la rápida compensación por la pérdida de masa ósea causada por la dieta blanda. Por lo tanto, estos datos sugieren que la masticación de la dieta dura recuperó el equilibrio colapsado del recambio óseo de la mandíbula causado por una dieta blanda durante el crecimiento. Fig 2.
Los datos son medias ± desviaciones estándar. HD, dieta dura. SD, dieta en polvo (blanda). SHD, cambie de dietas suaves a duras. Ct.Th, grosor cortical promedio. Ct.Ar/Tt.Ar, fracción del área del hueso cortical. BV / TV, fracción de volumen óseo trabecular. Tb.Th, espesor trabecular.
Una dieta en polvo de 4 semanas ejerció un mayor efecto sobre la arquitectura ósea trabecular en la mandíbula que en el maxilar en ratas de 3 semanas66, lo que sugiere que la osteopenia alveolar era más extensa en la mandíbula que en el maxilar en ratas en crecimiento. que experimentó baja carga masticatoria73. Estos hallazgos probablemente fueron causados por las trabéculas en áreas distantes del ligamento periodontal que son más abundantes en la mandíbula que en el maxilar. En general, las fuerzas masticatorias ejercidas desde los dientes se transmiten a través del ligamento periodontal hasta el hueso alveolar, y las trabéculas están dispuestas en respuesta a las líneas de tensión en la superficie del hueso. Otro estudio sugirió que la pérdida de hueso trabecular alveolar inducida por la hipofunción oclusal se correlaciona con una disminución en el número de osteoclastos, y esta resorción ósea provoca una reducción en el volumen óseo al mínimo necesario en ausencia de fuerzas que estimulen el hueso alveolar, como fuerza oclusal, en ratas en crecimiento74. Además, una dieta blanda afectó el recambio de colágeno del ligamento periodontal y alteró la dinámica ósea del área de furcación dental en ratas jóvenes75. En un estudio histológico, una dieta en polvo de 4 semanas resultó en pérdida ósea trabecular y agrandamiento de la cavidad de la médula ósea; sin embargo, las trabéculas unidas al ligamento periodontal permanecieron en el maxilar y la mandíbula de las ratas66. Por lo tanto, la resorción ósea se extiende principalmente a lo largo de las trabéculas después del cese de la estimulación mecánica.
Un estudio reciente mostró que en la sutura del paladar medio de ratas en crecimiento alimentadas con una dieta dura durante 4 semanas, se observó una osificación cartilaginosa típica, como una estructura de placa de crecimiento, que muestra multiplicación celular, hipertrofia y calcificación de la matriz. Sin embargo, una dieta en polvo de 4 semanas resultó en capas de células de cartílago más estrechas y la desaparición de las áreas cartilaginosas66. Además, la región de sutura en ratas de 3 semanas de edad se rellenó con tejido fibroso después de consumir una dieta en polvo durante 8 semanas. Estos hallazgos son consistentes con los de estudios en ratas en crecimiento76 y cerdos en crecimiento77. Sugerieron que una dieta blanda inhibe la diferenciación de las células mesenquimales en condrocitos, así como el desarrollo y la madurez de los condrocitos en la región de sutura del paladar medio. Del mismo modo, una rápida expansión de la fuerza de ortodoncia aumentó la migración del tejido fibroso celular, incluidas las células periósticas y los vasos sanguíneos, hacia la porción central de la sutura del paladar medio desde los lados de la cavidad oral y nasal en animales pequeños 78,79 Fig 3. Sin embargo, las fuerzas de expansión dieron como resultado un reemplazo rápido de los tejidos del cartílago con tejidos óseos recién formados en los lados de la cavidad oral y nasal, lo que difiere de los efectos de la dieta blanda. Estos hallazgos sugieren que las fuerzas fisiológicas son efectivas en términos de inducir osificación endocondral gradual en la sutura del paladar medio. De hecho, 4 semanas después de regresar a una dieta dura de una dieta en polvo de 4 semanas, el desarrollo y la madurez de los condrocitos se reactivaron en la región de sutura del paladar medio, y se promovió la osificación membranosa de la estructura ósea deteriorada en el hueso palatino de las ratas. Por lo tanto, plantearón que la estimulación mecánica, como la presión de la lengua en el paladar, con una dieta sólida, y la transmisión de fuerza desde el soporte periodontal a través del paladar duro durante el procesamiento de alimentos, están estrechamente relacionados con el desarrollo y la madurez de los condrocitos en la región de la sutura del paladar medio.
El movimiento de la lengua contribuye a la reducción de los alimentos al ejercer una fuerza de cizallamiento sobre los alimentos entre la lengua y el paladar duro durante el procesamiento, y la duración de esta fuerza con los alimentos duros (maní) fue significativamente mayor que con los alimentos blandos (plátano)79.
Durante la masticación y la compresión, el trabajo realizado por la lengua aumenta al aumentar la consistencia inicial del alimento de prueba (gelatina), al modular tanto la magnitud como la duración de la presión de la lengua principalmente en la parte posterior del paladar duro.
En varios estudios realizados se planteó, que la presión máxima de la lengua se asoció directamente con el rendimiento masticatorio en niños de 6 a 12 años. Además, la presión de la lengua y el rendimiento masticatorio también se correlacionaron positivamente en adultos jóvenes. Estos datos sugieren que el desarrollo del rendimiento masticatorio está estrechamente asociado con un aumento en la presión de la lengua. Por lo tanto, la presión máxima media de la lengua de los niños de 6 años fue similar a la de los adultos mayores de 70 años, estos datos muetran que la presión de la lengua aumenta durante el período de crecimiento, alcanza su punto máximo durante la edad adulta y disminuye en la vejez.
Una dieta blanda tiene un impacto negativo en el metabolismo en el maxilar y la mandíbula de las ratas en crecimiento. Una dieta blanda retrasó la formación de hueso al inhibir la mineralización de la superficie perióstica del hueso cortical en el maxilar y la mandíbula. Además, una dieta blanda aumentó la resorción del hueso trabecular al aumentar el número de osteoclastos en el maxilar y la mandíbula. Sin embargo, la masticación de una dieta dura recuperó el equilibrio colapsado del recambio óseo de la mandíbula causado por una dieta blanda. Anudado a esto, la presión de la lengua está estrechamente asociada con un aumento en el rendimiento masticatorio en los niños y puede estar relacionada con el desarrollo de condrocitos y la madurez en la sutura del paladar medio. Es importante que las niñas reciban capacitación en la función de la lengua antes de llegar a la edad adulta. En tal sentido, los niños con hábitos de lengua deben hacer un esfuerzo para mejorar su rendimiento masticatorio80.
Durante el crecimiento postnatal, en los huesos se establece un continuo proceso de remodelación para mantener la forma necesaria para su biomecánica ambiental. Sobre esta base, la función masticatoria es considerada un factor ambiental local que tiene un importante rol en la regulación del crecimiento craneofacial81. La presencia de malos hábitos orales en pacientes en crecimiento puede llevar a establecer o agravar la presencia de anomalías dentomaxilares, debido a la alteración del equilibrio neuromuscular establecido entre labios, lengua y mejillas. El deficiente trabajo neuromuscular que establecen los malos hábitos, ejercen presiones indebidas sobre las estructuras dentoalveolares y maxilares, modificando sus patrones de crecimiento. Por esto, es vital la identificación y eliminación de éstos en los primeros años de vida, de manera que la correcta función y neuromusculatura guíe un crecimiento y desarrollo armónico de las estructuras orofaciales.
El desarrollo dentario está indudablemente ligado al crecimiento cráneo-facial en general y al de los maxilares en particular, por lo que si ocurre alguna alteración en el crecimiento de alguno de estos ellos, se producirán posiciones incorrectas de los dientes.
La masticación de los alimentos blandos no demanda una función enérgica, a diferencia de los alimentos más duros que requerirán un esfuerzo mayor del niño, encontrando aquí la gran diferencia en los estímulos de desarrollo que desencadenan. Por esto es importante trasmitir a la familia la importancia de la incorporación de alimentos duros y secos que promueven la normalidad funcional para promover un crecimiento y desarrollo adecuados.
La dieta de fácil masticación o dieta blanda, es una dieta en la que la modificación de texturas va encaminada únicamente a conseguir un mínimo esfuerzo para realizar la masticación. Está indicada para personas que tienen alguna dificultad “mecánica” para masticar los alimentos debido a la incoordinación muscular, falta de piezas dentarias, prótesis mal adaptadas, un problema muy frecuente entre las personas mayores o quienes sufren enfermedades degenerativas.
El rendimiento masticatorio aumenta durante la infancia y la adolescencia, alcanza su punto máximo en la edad adulta, se estabiliza y finalmente disminuye. Por lo tanto, para inhibir cualquier disminución en el rendimiento masticatorio, es importante lograr un nivel tan alto de rendimiento masticatorio como sea posible durante el período de crecimiento. Sin embargo, en las últimas décadas, los hábitos alimenticios de niños y adolescentes han sufrido muchos cambios debido a la diversificación de los estilos de vida en todo el mundo82,83.
Estudios realizados informaron que las frecuencias masticatorias y los tiempos de alimentación han disminuido debido a la aparición de alimentos modernos blandos, incluidos los alimentos procesados, que pueden tragarse y digerirse rápidamente84. Los médicos están preocupados de que la disminución de la fuerza masticatoria debido al aumento del consumo de alimentos blandos (principalmente procesados) pueda afectar el crecimiento del hueso de la mandíbula, resultando en maloclusión. El rendimiento masticatorio reducido produce mandíbulas más pequeñas, menor masa ósea y cartílago condilar más delgado en animales en crecimiento. Sin embargo, la influencia de una dieta blanda en el metabolismo del hueso de la mandíbula, incluido el paladar, durante el crecimiento no se comprende totalmente.
Durante el periodo de crecimiento y desarrollo el sistema masticatorio puede sufrir alteraciones, producidas por causas genéticas, locales y adquiridas como lo es exceso en la ingesta de dieta blanda. Los elementos que conforman el sistema estomatognático constituyen un proceso dinámico que se encuentra en constante cambio; el profesional debe conocer íntegramente todas las posibilidades que en él se puedan desarrollar para realizar una intervención precoz con el fin de devolver normalidad al sistema
La mejor forma de prevenir la instalación de ellas es implementar controles donde evaluaran las funciones, el desarrollo y el crecimiento. Un sistema que presente una función alterada tendrá el resto de las mismas también. Si no son corregidas perpetuaran y agravaran la disgnacia, pues el sistema continúa recibiendo los estímulos incorrectos para el desarrollo facial y craneal. Esto hace que se altere la relación normal de los dientes entre si y de los maxilares; así como todas las funciones 18 asociadas con el sistema estomatognático (postura, masticación, deglución, fonación, respiración), además de los efectos sobre la autoimagen y autoestima por la modificación de su apariencia física.
El niño en crecimiento requiere un aumento de los requisitos nutricionales, por ello necesita mayor número de piezas y piezas con mayor tamaño de superficie oclusal para así aumentar la capacidad masticatoria. Para adecuarse a estos requerimientos aparecen en boca los dientes permanentes haciendo erupción con dos tercios de su longitud radicular formada, esto le permitirá establecer en boca su ubicación precisa con su par oclusal, definiendo su ubicación final cuando se terminen de formar sus raíces
Desde el punto de vista fonoestomatológico, en el niño en crecimiento la masticación es tan importante como lo la succión en el recién nacido y en el lactante. Como lo hemos mencionado las funciones del Sistema Estogmatognático se encuentran relacionadas. Si se altera una función se producirán alteraciones en el resto de las funciones del sistema, dando lugar a una serie de compensaciones en la búsqueda un nuevo equilibrio.
Es necesario insistir en la importancia de que la alimentación evolucione, desde liquida, luego mixta incorporando la papilla y que ésta última no se perpetúe, sino que se incorporen alimentos que requieran el trabajo del sistema masticatorio. De esta forma llegaremos a una dentición permanente sin falta de espacio; ya que la verdadera prevención es lograr que la oclusión evolucione hasta completar la dentición permanente en salud. Debemos recordar que a partir de 6, 7 años ya no obtendremos grandes respuestas de aquellas suturas por presentar su capacidad de respuesta reducida debido a su cierre temprano. Esto se traduce que los tratamientos que podamos hacer serán tratamientos tempranos y no prevención.
En el caso de que las patologías ya estén presentes o sean predecibles en la dentición temporaria. Es importante diagnosticarlas tempranamente para establecer el tratamiento precoz adecuado, que permite revertir el proceso de crecimiento alterado, eliminando o minimizando la necesidad de tratamientos complejos en etapas posteriores.
Deficiencia en estudios que proporcionen datos epidemiológicos en humanos que nos permitan una evidencia clínica más certera. Tomando como consideración principal que el tipo de metodología a utilizar en dichos estudios, no afecten el desarrollo y crecimiento de los individuos incluidos en la muestra. Debido, a que no sería ético alterar el proceso de alimentación de un infante de forma deliberada.