Evaluación de la relación Maxilomandibular, parte clave del diagnóstico Ortodóncico
Autores:
C.D. Villalba López Erick. Cirujano Dentista, Especialidad en Ortodoncia Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
C.D. Gutiérrez Valdez Dulce H. Cirujano Dentista de práctica privada.
M. en C. Díaz Pérez Raúl. Profesor asignatura B definitivo Facultad de Odontología, UNAM.
RESUMEN
El propósito del estudio fue determinar la relación maxilomandibular por componente afectado y su asociación con el sexo. Se revisaron expedientes clínicos de ortodoncia en el Posgrado de Facultad de Odontología, UNAM en pacientes ingresados durante 2004-2007 sin extracciones dentales, ni tratamiento ortodóncico u ortopédico y con cefalografía lateral. Se recabó información sociodemográfica y mediante celalometría de Steiner, Rickettss y evaluación Wits se determinó relación maxilomandibular y componente óseo afectado. Para analizar la asociación entre relación maxilomandibular y sexo se utilizó X². Resultados: Se incluyeron 92 expedientes, predominó el sexo femenino (59%), estado civil soltero (98%). Edad media fue 21±1.7 años El 51.1% presentó relación Clase II. Clase I y Clase III tuvieron frecuencias similares (25% y 24%). Al analizar por componente afectado la mayoría fue Clase II por maxilar (23.9%); seguido de Clase III por mandíbula (15.2%). La asociación entre sexo y relación maxilomandibular fue estadísticamente significativa (X2 11.682gl p=0.003). En componente afectado se encontró significancia estadística (X² 16.276gl p=0.012) las mujeres Clase II por maxilar y los hombres Clase III por mandíbula. Conclusiones: 1) La Clase II por maxilar y el sexo femenino son dependientes. 2) La Clase III por mandíbula y el sexo masculino son dependientes.
Palabras Clave: diagnóstico, cefalometría, relación maxilomandibular, clase esquelética.
ABSTRACT
The purpose of this study was to determine the maxillary - mandibular relationship by the affected component and the association with gender. Orthodontic clinical files from the postrgraduate studies division of the school of dentistry in UNAM were analyzed; they belonged to patients who entered the program between 2004 - 2007 without dental extractions, or orthodontic/orthopaedic treatment with a lateral cephalic X-ray. Sociodemographic information was obtained. Using cephalometric analysis; Steiner, Ricketts and Wits evaluation, the maxillo-mandibular relation was determined by the affected component. To analyze the association between the maxillo- mandibular relation and gender x2 was used. Results: 92 clinical files were included, females were predominant (59%), single status (98%). The age mean was 21 +- 1.7 years. 51.1% had a Class II relation. Class I and Class III had similar frequencies (25 and 24 % respectively). Analyzing by affected component most were class II by maxillae (23.9); followed by class III by mandible (15.2%). The association between sex and maxillo-mandibular relationship was statistically significant (x² 11.682df p= 0.003). The affected component turned out to have statistical significance (x² 16.276df p= 0.012) females class II by maxillae and males Class III by mandible. Conclusions: 1) Class II by maxillae and female gender are dependent. 2) Class III by mandible and male gender are dependent.
INTRODUCCIÓN
Cada individuo es producto del crecimiento y desarrollo, mismo que puede ser modificado por factores internos y externos. La interacción de estos factores da como resultado las características físicas que hacen a cada persona única.
La maloclusión es la patología donde los controles anatomo-fisiológicos del sistema estomatognático se encuentran en desarmonía con los segmentos dentarios 1. En ortodoncia la clasificación de maloclusión se puede realizar de diversas maneras, una de las más aceptadas es la propuesta por Angle en 1899, y de donde parten otras clasificaciones la cual se basa en la oclusión del primer molar, y cuenta con tres clasificaciones: Clase I, Clase II y Clase III.
Lisher en 1912 introdujo una nomenclatura respetando el concepto de Angle donde llamó a la Clase I, Clase II y Clase III: neutroclusión, distoclusión y mesioclusión 3 respectivamente.
Sin embargo, la clasificación de Angle sólo contempla la dimensión sagital de la maloclusión. Por lo que Norman Benet sugirió en 1912 en un informe a la British Society for the Study of Orthodontics que las maloclusiones se clasificaran con respecto a las desviaciones en la dimensión transversal, sagital y vertical 5.
En el diagrama de Venn modificado por Ackerman y Proffit se clasifican las maloclusiones según estas tres dimensiones. En esta se debe tener en cuenta la interacción de las relaciones dentales y maxilares con el aspecto de la cara 4.
La Clase I de Angle fue modificada por Dewey y Anderson ya que puede haber una relación molar de Clase I, pero pueden existir maloclusión en los demás órganos dentales tales como: apiñamiento, diastemas, mordida cruzada, etc 4.
Canut aporta otra clasificación llamada etiopatogénica, la cual se basa en la localización preferente de la maloclusión, se distinguen tres tipos de maloclusión: ósea, muscular y dental.
Turner y col. encontraron que se conoce sólo un 5% de la etiología específica de cada caso de maloclusión, ya que existe una compleja interacción de factores genéticos, ambientales y físicos que participan en el desarrollo de ésta 1.
El éxito de un tratamiento ortodóncico depende en gran parte de un diagnóstico certero. Para llegar a éste se utilizan diversos elementos como análisis: radiográfico (cefalométrico, panorámico, etc.), de modelos, funcional, facial, por mencionar algunos. Solo a través de la recopilación de varios de estos elementos se estará más cerca de un diagnóstico preciso.
Un componente importante es la cefalometría lateral y aunque es una representación bidimensional (evalúa aspectos en sentido sagital y vertical) de una estructura tridimensional, nos brinda datos importantes del paciente.
La relación maxilomandibular en el plano sagital se refiere a la posición anteroposterior del maxilar y la mandíbula en el complejo craneofacial. En los análisis cefalométricos se obtiene por medio de la determinación de la discrepancia de puntos que representan el maxilar y/o la mandíbula sobre un plano base. Cabe mencionar que esta relación es coloquialmente llamada clase esquelética.
Una de las medidas más utilizadas en diversos estudios para relacionar maxilar y mandíbula es el ANB, que es la diferencia entre los ángulos SNA (silla-nasion, punto A) y SNB silla-nasion, punto B). Según Steiner el valor de ANB Normal o de Clase I es de 2°, si el valor del ángulo es mayor a 2° hay una relación maxilomandibular de Clase II (el maxilar se encuentra por delante de la mandíbula) y si el valores es menor a 0° existe una relación de Clase III (la mandíbula se encuentra por delante del maxilar) 6 (Figura 1A).
Sin embargo, la lectura del ANB puede ser afectado por rotación mandibular (a favor o en contra de las manecillas del reloj), angulación de la base cráneo (formada por el plano silla-nasion) o por la posición del punto nasion (longitud de la base de cráneo) 7.
Debido a esto Alexander Jacobson 7 creó la evaluación de Wits que tiene como propósito además de determinar la relación maxilomandibular en el plano sagital, identificar las instancias en las que la lectura del ANB no es precisa. Para realizar esta medición se traza una perpendicular del punto A y del punto B sobre el plano Oclusal dichos puntos al trasladarse a este plano se llaman AO y BO respectivamente; si la distancia entre estos puntos es de -1mm en hombres (estando BO detrás de AO) y 0mm en mujeres se da una relación de Clase I, al encontrarse BO en una posición más posterior a AO 2mm o más se tendrá un valor de Clase II mientras que si hay valores negativos existe una relación de Clase III. Jacobson utiliza el plano oclusal funcional que se traza en la imposición de las cúspides de los primeros premolares y primeros molares permanentes, sin embargo, se puede utilizar el plano óseo bisectriz. Para obtenerlo se traza el plano palatino (ENA-ENP) y el plano mandibular (Go-Gn), y se divide entre dos. Este plano sustituye al plano oclusal bisectriz y funcional (Figura 1B).
Ricketts en su cefalometría determina la relación maxilomandibular a través de la convexidad. La cual define como la distancia en milímetros entre el punto A y el plano facial que va del punto nasion al punto pogonion. La norma para Clase I es de 2mm a la edad de 8.5 años, disminuyendo 0.2mm por año, de manera que el valor en adultos es de -1mm en mujeres y hombres. Si el Valor es mayor existe un patrón esquelético de Clase II, los valores negativos indican un patrón esquelético de Clase III (Figura 1C).
Por lo que el objetivo del estudio fue determinar la relación maxilomandibular por componente afectado y su relación con el sexo.
MATERIAL Y MÉTODOS
Del archivo de la clínica de ortodoncia, División de Estudios de Posgrado e Investigación, Facultad de Odontología, UNAM; se revisaron expedientes clínicos equivalentes a la muestra total disponible, se seleccionó a los pacientes que tuvieron radiografía lateral de cráneo, entre 20 a 25 años de edad, sin extracciones de dientes permanentes ni cirugía de terceros molares y sin tratamiento previo de ortodoncia u ortopedia. Se excluyeron los expedientes de pacientes con asimetría marcada y/o con síndromes de cabeza y cuello.
Para determinar la relación maxilomandibular se utilizaron las siguientes medidas cefalométricas: ANB (Steiner), Wits bisectriz y convexidad (Ricketts).
Para elaborar el diagnóstico diferencial por componente(s) afectados, se utilizó SNA y SNB, cuyos valores normales son 82° y 80° respectivamente.
En cuanto a la cefalometría de Ricketts se midió ángulo facial y profundidad maxilar, cuyos valores normales son 87°+3 y 90°+3 respectivamente.
Todas las mediciones fueron efectuadas por un residente de ortodoncia, previamente calibrado con un profesor de la especialidad con 22 años de experiencia. Utilizando la correlación de Pearson Se determinó la relación maxilomandibular con una concordancia interobservador de 0.892.
Se registraron variables sociodemográficas, la relación maxilomandibular se determinó radiográficamente, además se clasificó por él o los componentes óseos afectados.
Se procesó la información en el programa SPSS 15.0; para analizar la asociación entre relación maxilomandibular y sexo se utilizó X² de Pearson.
RESULTADOS
Se recabaron 92 expedientes, predominó el sexo femenino (59%), estado civil soltero (98%), ocupación estudiante (93%), escolaridad profesional (90%). La edad media fue de 21±1.7 años, mínimo 20 y máximo 25 años (cuadro 1).
El 51.1% (47) de la muestra presentó relación maxilomandibular Clase II, seguida de Clase I (25%) y Clase III (24%) (Grafica 1)
Al analizar la relación maxilomandibular por componente afectado se encontró que la mayoría de pacientes son de Clase II por maxilar (protrusiva) con 23.9%, seguido de Clase III por mandíbula (prognatismo) con 15.2% (Gráfica 2)
En la prueba de hipótesis entre sexo y relación maxilomandibular encontramos diferencia estadísticamente significativa (X² 11.68 2gl p=0.003) donde destaca que la mayoría de pacientes Clase II fueron de sexo femenino. De igual manera al analizar sexo y relación maxilomandibular por componente afectado se encontró significancia (X² 16.27 6gl p=0.012), en este caso las mujeres de Clase II por maxilar y los hombres de Clase III por mandíbula fueron los de mayor porcentaje.
DISCUSIÓN
De acuerdo a la relación maxilomandibular, la más frecuente fue Clase II. Diversos estudios muestran resultados tanto similares como diferentes a los encontrados en este estudio, los cuales se enlistan en el cuadro 2.
Definitivamente el diagnóstico preciso de cada paciente nos llevará en la mayoría de los casos a una adecuada atención, ya que si por ejemplo se tiene una Clase II protrusiva (por maxilar) se debe pensar en alternativas como: arco extraoral con tracción dependiendo del caso (en pacientes en crecimiento), extracciones para tratar de compensar la protrusión, cirugía (segmentaria o según el caso), etc.; sería un error grave no reconocer el componente afectado, de tal manera que, si se enfoca el tratamiento de este caso hacia Clase II por mandíbula definitivamente no se tendría éxito. Sucede lo mismo con cualquier clase ósea ya sea Clase III o incluso Clase I, en la cual se puede presentar apiñamiento severo y/o biprotrusión.
Los hallazgos encontrados muestran que por el componente afectado la mayoría fue Clase II por maxilar y Clase III por mandíbula. Por otro lado, se encontró significancia estadística entre la Clase II por maxilar y el sexo femenino; así como la Clase III por mandíbula y el sexo masculino, lo que difiere de Bernabé quien no encontró significancia entre las variables, sin embargo, éste no clasificó la relación maxilomandibular por componentes.
Agradecimientos
A la Clínica de Ortodoncia de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
REFERENCIAS
Turner y col. Etiology of Malocclusion. Am J of Orthod 1999;118: 326-38.
Moyers R.: (1998) Manual de Ortodoncia. 5ª ed. Argentina.: Editorial Médica Panamericana.
Graber T., Vanarsdall R.: (1999) Ortodoncia principios generales y técnicas. 2ª ed. Buenos Aires Argentina.: Editorial Médica Panamericana.
Proffit W.: (2003) Ortodoncia Contemporánea. 2ª ed. México.: Mosby.
Steiner C. Cephalomet, printics for you and me. Am. J. Orthod 1953; 729-55.
Jacobson A. The Wits Appraisal of jaw Disharmony, Am J Orthod 1975;67:125-38.
Ricketts RM. Cephalometrics análisis and syntheis. Angle Orthod 1961;31:141-55.
Willems G, De Bruyney I, Verdonk A, Fiews S, Carels C. Prevalence of dentofacial characteristics in a Belgian orthodontic population. Clín Oral Invest 2001;5:220-6.
Onyeaso CO. Prevalence of malocclusion among adolescents in Ibadan Nigeria. Am J Of Ortho and Dentofacial Orthop 2004;126:604-7.
Jones WB. Malocclusion and facial types in a group of Saudi Arabian patients referred for orthodontic treatment: a preliminary study. Br J Orthod 1987; 14:143-6.
Sayin Ö Türkkahraman H. Malocclusion and Crowding in an Orthodontically Referred Turkish Population. Angle Orthod 2004;74:635-9.
Yang WS. The study on the orthodontic patients who visited department of orthodontics, Taehan Chikkwa Uisa Hyophoe Chi 1990;28:811-21.
Thilander B, Pena L, Infante C, Parada S, De Mayorda C. Prevalence of malocclusion and orthodontic treatment need in children and adolescents in Bogota, Colombia. An epidemiological study related to different stages of dental development. Eurp J of Orthod 2001;23:153-7.
Lew KK, Foong WC, Loh E. Malocclusion prevalence in an ethnic Chinese population. Aust Dent J 1993;38:442-9.
Silva R, Kang D. Prevalence of Malocclusion among Latino adolescent. Am J Orthod and Dentofacial Orthop 2001;119: 313-5.
Bernabé E, Sheiham A, de Oliveira CM. Condition-specific impacts on quality of life attributed to malocclusion by adolescents with normal occlusion and Class I, II and III malocclusion. Angle Orthod 2008;78(6):977-82.